Acompañado de miles de ciudadanos, los candidatos de la coalición Va por Oaxaca encabezados por Javier Villacaña Jiménez, recorrieron las calles del Centro Histórico de la Verde Antequera emulando los mejores días del priismo oaxaqueño.

La denominada Marcha por la Victoria recorrió la Avenida Juárez, las calles Humboldt, García Vigil y Morelos hasta llegar a una pletórica Plaza de la Danza, en donde se reunieron mujeres, hombres, jóvenes y adultos mayores, para respaldar a su candidato pero sobre todo, para “rescatar Oaxaca” o al menos es lo que aseguraban algunos presentes.

Rescatarla de qué, le pregunté a una señora mayor que se encontraba a mi lado. “De los pendejos joven”, respondió casi al instante con un gesto de seguridad y un tanto avergonzada por la rápida confianza que me brindó.

“Disculpe joven pero hay cosas que se tienen que decir como son”, añadió al explicarme su punto de vista y el por qué apoyaba al candidato del tricolor. A quien agradece hasta el día de hoy, los apoyos que gestionó para que pudiera continuar su negocio de venta de alimentos en la zona centro de la ciudad, el cual tuvo que cerrar hace unos meses tanto por la pandemia como por la falta de ayuda gubernamental, ya que si bien reconoce que “quizás” no es su responsabilidad, como ciudadana espera contar con autoridades que atiendan o al menos escuchen, sus problemáticas por más “pequeñas” que sean.

Sentada en la parte más alta de las gradas, me contó -con cierta ironía- que no era su primer evento político, recordando que a través de los años ha podido participar de cerca en varias elecciones, y aunque en la mayoría había optado por el PRI, en la pasada contienda decidió castigar al Revolucionario Institucional al votar por una nueva alternativa, sin embargo, hoy se dice arrepentida, no por haber elegido libremente, sino por no haber puesto atención en los candidatos y “confiar ciegamente”, como dice el presidente, añadió sonriente.

Pero ese es un error que no está dispuesta a repetir, dijo molesta al mencionar algunos señalamientos sobre el candidato del partido oficial y su planilla, conformada por miembros de la APPO y del actual gobierno municipal, a quienes reprochó cálidamente, el cinismo de querer repetir en el cargo sin haber dado resultados.

Al escuchar esto, un joven no mayor a los 20 años que estaba sentando al frente se sumó a la conversación y cuestionó con cierta incredulidad sobre la APPO y lo que hicieron en la ciudad, a lo que rápidamente respondió mi interlocutora, “nos dieron en la madre”, explicando a grandes rasgos los hechos ocurridos en el 2006.

Sorprendido por el relato, como si se tratara de un país lejano, nuestro joven amigo se interesó más en la conversación y nos contó que él estaba ahí por sus padres, pero se había encontrado a varias amigas y amigos que participan de manera activa en la campaña, a la que él decidió no sumarse por las dudas que le genera el candidato y sobre todo, los partidos que representa.

“Todos los partidos son iguales hijo”, espetó la señora sin recelo.

Con un poco de escepticismo nuestro joven acompañante reviró, “¿y este señor si cumple? porque en redes se dice mucho sobre él y no todo es bueno”.

“Eso tendrás que averiguarlo tú”, le respondió la señora al aceptar haber votado por Villacaña la primera vez que se postuló para Presidente, de lo cual -asegura- no se arrepiente.

“Cuando fue a pedirnos el voto nos prometió una pavimentación, algo que nadie quería siquiera voltear a ver, pero él lo hizo y nos cumplió”, sentenció.

“Pera esa es mi historia, ahora será tu decisión si confías o no, pero sí te aseguro que no todos los candidatos son iguales, algunos son peores”, añadió con tono de decepción.

“Pues a ver qué dicen y si me convencen”, respondió el joven rompiendo con el momento incómodo.

Tras habernos desahogado un poco por la caótica situación que enfrentamos, nos agradecimos la atención y nos disculpamos por no seguir platicando, pero el evento estaba a punto de comenzar y se escuchaba que el candidato no tardaría por llegar.

Decidí buscar un espacio cerca del escenario, aunque la creciente multitud complicaba mi tarea.

Ya en mi nuevo lugar pude observar al candidato presidencial, quien llegó saludando y agradeciendo a los presentes, escoltado por decenas de ciudadanos que lo acompañaron en su caminar por las calles de la ciudad.

Tras algunos minutos de espera, el evento dio comienzo con las clásicas alabanzas por parte de dirigentes políticos nacionales y locales, seguido por los buenos deseos al proyecto y el apoyo irrestricto de grupos sociales.

Por fin tocó el turno a Javier, quien en una breve participación, hizo un llamado a “recuperar espacios y volver a establecer los equilibrios en el contexto social”.

 “Nuestra motivación son las familias de todos los que estamos aquí y de los que no están, pues sin duda, el escenario futuro no es nada prometedor. Soy como decía Nelson Mandela un ganador porque soy un soñador que nunca se rinde”, declaró Villacaña Jiménez al pedirle a la ciudadanía que le ayude a cumplir su sueño de volver a ser presidente municipal, para que durante los próximos tres años, él les ayude a cumplir el suyo, de cambiar la realidad y tener “la ciudad que merecemos”.

Entre aplausos y gritos de apoyo, Villacaña dejó el micrófono y permitió que el evento continuara.

Habló Hernández Fraguas, candidato a diputado federal por el octavo distrito y Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI.

Por cuestiones de horario me retiré antes de que terminara el encuentro, coincidiendo en la salida con el joven que habíamos conversado momentos antes, quien me contó que continuó platicando con la señora y sus acompañantes, escuchando las historias de un Oaxaca que para él sería posible solo en el imaginario, y aunque aún no estaba seguro de si debía confiar su voto a un partido como el PRI, el PAN o el PRD, afirmó sin mayores dudas, “pues parece que Villacaña es el único que puede rescatar nuestra ciudad y creo que por eso lo voy a apoyar, aunque bueno, aún no sé si iré a votar”, recordándome el alto índice de abstencionismo que se espera en este proceso electoral, y la urgencia de convocar a la sociedad en general a ejercer su derecho a la democracia y a la libertad, pero sobre todo, a que asuman su responsabilidad de votar de manera consciente e informada, porque hay decisiones individuales que nos afectan a todos como sociedad.

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