Tras las críticas y el rechazo de la comunicad artística, a la propuesta escultórica para reemplazar la estatua de Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma, la Jefa de Gobierno reculó en su decisión de colocar la obra del arquitecto Pedro Reyes, que consistía en una cabeza Olmeca estilizada con la fisionomía mujer y que llevaría por nombre “Tlali”.

Ahora será decisión del Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos de la Ciudad de México, qué obra rendirá homenaje a las mujeres indígenas del país, en una supuesta reivindicación por el daño ocasionado desde la conquista.

“Hemos tomado la decisión de que mejor (el tema de la escultura que sustituirá a Colón) lo ponemos en manos del Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos de la Ciudad de México, que es finalmente quien lo tiene que decidir y que está constituido por instituciones de la ciudad, del gobierno de México, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia y también historiadores y ciudadanos”, explicó la mandataria capitalina.

El anuncio lo hizo desde el Museo de la Ciudad de México, durante un acto público en el que se presentaron firmas que piden la “descolonización de Paseo de la Reforma”.

Sheinbaum añadió que será el INAH quien decida en dónde se colocará la estatua de Cristóbal Colón que fue retirada de la glorieta que lleva su nombre en Paseo de la Reforma.

“Para que no haya ningún problema, que no sea la Jefa de Gobierno quien lo decida, pues lo ponemos como lo establecer la ley, los reglamentos, a la decisión de este Comité de cuál es la escultura de la mujer indígena que va a ir en este espacio”, dijo la Jefa de Gobierno.

En su discurso mencionó que “los monumentos, estatuas y nombres de las calles de nuestra ciudad son legados que dejamos para futuras generaciones; son marcas históricas deben hacernos recordar dignamente nuestro pasado. La memoria histórica que buscamos preservar no puede ni debe ser solamente una visión mitificada, el silencio histórico es una forma de violencia que somete, aniquila y determina un presente. El silencio histórico se vuelve un ancla que invita a la complicidad y dificulta el cambio”.

“Mover la estatua de Colón y en su lugar poner a una mujer indígena es un movimiento en contra del silencio histórico, es una reivindicación de las figuras históricas que han sido las más olvidadas y violentadas. Mover a Colón implica dejar como legado una visión que rescata no solo la participación de las silenciadas, sino que las coloca en el centro de nuestra ciudad, de nuestra nación. El silencio histórico se vuelve entonces voz, camino, posibilidad futura. El cambio de énfasis que implica este monumento nos ayuda a recordar nuestro origen, a colocar a la figura femenina como protagonista de un pasado que le ha sido negado”, añadió.

“Sin duda Colón significó un cambio en la historia del mundo, pero cómo entendemos ese cambio es lo que hoy nos cuestionamos. Colocar a una mujer, y en particular a una mujer indígena en este lugar, implica empezar a replantear la mirada histórica, contar la historia desde otro lugar, colocarnos frente a nuestro pasado, presente y futuro, desde la mirada de la mujer, de las mujeres indígenas como parte esencial de la historia de este continente. Implica también que generaciones presentas y futuras puedan reconocerse como hacedoras de la historia”, concluyó.

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