Hablemos de Política

Diego Martínez Sánchez

Todas las miradas están puestas en Morena y en su proceso interno para designar a la candidata o candidato que representará a dicho instituto político en la próxima jornada electoral para renovar la gubernatura de Oaxaca, el estado “consentido” del Presidente Obrador. 

Senadores, Diputados federales, exfuncionarios y actuales servidores públicos; hasta los antiguos dirigentes de la izquierda oaxaqueña, se han apuntado a lo que parece ser una simulación para encubrir la imposición desde Presidencia. 

De acuerdo al Comité Nacional, el proceso de selección será por medio de una encuesta, en donde se definirá quién contenderá bajo la alianza Morena, Partido del Trabajo y Verde Ecologista, este último conformado por los hijos de conocidos priistas.

Quien resulte ganador o ganadora, deberá enfrentar a un PRI vapuleado, un PAN fracturado y un PRD inexistente, por lo que el triunfo para Morena estaría casi asegurado, sin embargo, la designación de un perfil que no logre la unidad y conciliación al interior del Movimiento de Regeneración Nacional, pondría en riesgo el triunfo en las urnas. Aunado a las posibles traiciones de quienes no se sientan “representados”.  

Nombres como el de Hector Sánchez López y Leopoldo De Gyves, fundadores y líderes de la Coalición Obrera, Campesina, Estudiantil del Istmo (COCEI), se hicieron presentes, y aunque generó eco en aquel sector que añora los viejos tiempos de “lucha social”, sus esperanzas son algo limitadas dada la brecha generacional que no han podido o si quiera intentado, superar. 

Como si Oaxaca fuera una herencia familiar, a la contienda se sumó el priista Luis Antonio Ramírez Pineda, hijo del exgobernador Heladio Ramírez López, quien desempolvó su vieja agenda de contactos y comenzó desde hace un par de meses, la titánica tarea de posicionar a su vástago, no obstante, su sangre tricolor es difícil de ocultar, a pesar de que hoy Ramírez Pineda ocupa un importante cargo en el gobierno federal. 

Situación más complicada es la que atraviesa el actual Presidente municipal de la capital, Oswaldo García Jarquín, cuya candidatura no solo fue causa de burlas y hasta insultos; sirvió también como prueba de la falta de seriedad en el proceso. 

A la lista se apuntaron los Diputados Federales Armando Contreras y Daniel Gutiérrez, el primero con un amplio y poderoso circulo político, pero insuficiente para contender por la gubernatura, mientras que el segundo seguramente priorizará su encomienda como Coordinador de Finanzas de la bancada morenista en la Cámara baja, sobre todo por la relevancia que implica esta área para consolidar el proyecto de nación que encabeza López Obrador.  

Igual participa su compañera, la legisladora Irma Juan Carlos, quien repite por segundo período consecutivo en el Congreso federal, sin mayor pena ni gloria. Y aunque es considerada como una carta del Senador Salomón Jara Cruz, desde la Comisión de Pueblos Indígenas ha comenzado a forjar una carrera que quizás en otro momento, le permitirá contender en un escenario con mayor oportunidad y sobre todo, libertad.  

Tras el acuerdo nacional para competir bajo la coalición Morena – Verde – PT; el partido ecologista propuso a su Senador, Raúl Bolaños Cacho Cué, vinculado estrechamente con el gobernar priista, Alejandro Murat Hinojosa y cuyo único mérito ha sido el obedecer instrucciones, aunque en el proceso haya incurrido en diversas violaciones a la Constitución mexicana y traicionado al partido, así como a la militancia, que lo llevó al Senado. 

Por su parte, el Partido del Trabajo volvió a proponer al exsenador, exdiputado local y actual diputado federal -por segunda ocasión- Benjamín Robles Montoya, a quien se ha responsabilizado por la derrotada del 2016, al romper la alianza con el movimiento de Obrador tras perder la candidatura frente al ahora Senador, Salomón Jara Cruz. 

No obstante, según los resultados obtenidos en el pasado proceso electoral, el Partido del Trabajo aportó poco más de ocho mil votos de los más de 85 mil sufragios que le permitieron a Robles Montoya volver a representar el Distrito 8 con cabecera en Oaxaca de Juárez. Cifra que también marca una disminución de casi 30 mil votos en relación a los obtenidos en el 2018. Lo que evidencia un pobre capital político de quien fuera el hombre de confianza de Gabino Cué, a quien denunció por corrupción en un espectáculo mediático sin resultados en la lucha contra la impunidad que tanto pregonó. 

Hasta este punto, añadiendo a algunos despistados que un servidor pudiera estar olvidando, no de mala fe, sino por falta de espacio; podemos decir que tenemos a la lista de los suspirantes, aquellos que por ego, instrucciones o ambición (no forzosamente mala), decidieron apuntarse en un juego que sabían no podrían ganar, pero que les serviría para negociar alguna posición en la próxima administración o al menos, hacerse notar. 

 En un segundo bloque debemos colocar a tres aspirantes que podrían ser considerados como los principales, y si bien dos llevan una marcada ventaja, el tercero quizás sea una “sorpresa inesperada”.

Entre los principales precandidatos han destacado el Senador Salomón Jara Cruz, quien fue el primero en presentar su registro oficial y, en caso de ser seleccionado, estaría compitiendo por segunda ocasión al cargo, el cual buscó por primera vez en el 2016, esto tras haber sido Secretario de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesquero durante el gobierno de Gabino Cué, puesto que dejó en medio de señalamientos de corrupción por parte de la entonces Contralora Perla Woolrich.  

Jara es considerado por varios, incluido por él mismo, como el candidato por “derecho”, y aunque cuenta con un amplio respaldo político, social y económico, no termina de encajar en la preferencia del electorado y peor aún, en la del titular del Ejecutivo Federal, con quien el distanciamiento es más que evidente. 

También lo acompañan señalamientos por la venta de candidaturas en los pasados procesos electorales, entre otros posibles ilícitos, sin embargo, hasta el momento ninguno le ha generado problemas legales reales, permitiéndole incluso ocupar una curul en el Senado por segunda ocasión, en donde ha podido acumular el suficiente poder para al menos, negociar con quien resulte electa o electo, en caso de no verse favorecido con el voto ciudadano. 

Forjado en la grilla política oaxaqueña, Jara Cruz ha buscado negociar con prácticamente todos los actores políticos que podrían influir en su candidatura, incluido el Presidente nacional Mario Delgado, y su coordinador en el Senado, Ricardo Monreal. Lo que podría abrirle una oportunidad real a su aspiración. 

Lucha que comparte Alberto Esteva Salinas, expresidente de Convergencia en el estado, y pieza clave en la transición del 2010, cuando el PRI dejó el poder, al menos de manera temporal. 

El capital político de Esteva Salinas, quien mantiene una crítica permanente al actual gobernador y a su padre, José Murat Casab; lo podría impulsar en su proyecto a gobernar su estado natal. Ya que muchos parecieran olvidar la cercanía que tiene con Marcelo Ebrard, uno de los hombres fuertes del Presidente, y a quien le convendría en gran medida, poder negociar “ofreciendo” Oaxaca. 

Señalado por supuestos malos manejos durante su paso por la SSP, Alberto Esteva ha podido sortear todas las acusaciones sin mayores contratiempos, ampliando una estructura dentro de la Cuarta Transformación que lo ha colocado en cargos clave y le ha permitido fortalecer su proyecto político electoral. 

Por lo que, de presentarse la oportunidad, podría ser quien evite la fragmentación y discordia al interior del Movimiento de Regeneración Nacional, que generaría la posible designación de Susana Harp Iturribarría, quien ya es mencionada como la “Candidata”, quizás de manera muy anticipada.

Con una historia de éxito similar a la de su homólogo del Partido Verde, para Susana Harp le ha bastado tener un apellido conocido para ocupar una curul en el Senado, uno de los cargos más importantes en la vida pública del país, sin embargo, no ha desaprovechado el tiempo y ha impulsado tanto su carrera como una agenda legislativa acorde a las necesidades de un importante sector social: el artístico y cultural. 

El defender las creaciones de los pueblos originarios y su identidad ante grandes corporativos que lucran con su herencia artística sin brindar un solo beneficio a la comunidad, es su mayor carta de presentación, aunado al respaldo económico del sector empresarial de Oaxaca, así como, seguramente, el familiar. 

Enemistada con parte de la “militancia radical” de Morena, Harp fue arropada por los grupos menos beligerantes, incluidos Alcaldes, Diputados federales y algunos locales, como su suplente a quien colocó en una curul plurinominal del nuevo congreso de Oaxaca. No obstante, dada su creciente popularidad, se ha rodeado de “dirigentes sociales” y viejos políticos, con una larga trayectoria saqueando el estado.

Fuentes al interior de Morena aseguran Harp cuenta con el visto bueno del Presidente López Obrador, así como del Presidente de la Fundación Colosio y padre del actual gobernador Alejandro Murat, quien le ha compartido el reflector invitándola a eventos y haciendo declaraciones sobre su posible sucesión, dejando entrever su afición por Harp Iturribarría, aunque esto no es tan bien visto por la base dura de Morena, menos cuando se advierte su imposición. 

Quien resulte electo como candidato o candidata oficial de Morena, deberá contender contra la propuesta que presente el partido oficialista y sus aliados, así como Movimiento Ciudadano y los imaginativos partidos locales. No obstante, la preferencia electoral marca una tendencia favorable para que Oaxaca se sume al proyecto de López Obrador, por lo que la verdadera lucha se desarrolla al interior de Morena, y lo que sea que decidan, estará vinculado al destino de nuestro estado y del país.

Al tiempo, como reza el dicho del Maestro, porque la decisión final, la tiene usted.

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