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Con más de 34 años en la vida pública del estado, Salomón Jara Cruz ha sido Diputado local y Federal, Senador de la República en dos ocasiones, Secretario de Estado en el Gobierno de Oaxaca, y dos veces candidato a Gobernador.

Con más de 34 años en la vida pública del estado, Salomón Jara Cruz ha sido Diputado local y Federal, Senador de la República en dos ocasiones, Secretario de Estado en el Gobierno de Oaxaca, y dos veces candidato a Gobernador. Sin embargo, pareciera que su carrera y experiencia se limita al tiempo que ha caminado junto a López Obrador, como Presidente de la República. 

O qué ha hecho diferente Salomón Jara desde el 2016, cuando por traiciones de sus aliados y la soberbia de su equipo, perdió la gubernatura ante un joven que ni siquiera vivía en Oaxaca, pero contaba con los recursos de la federación y el Estado. 

Hoy la fórmula parece haberse revertido a su favor, pero sería un error creer que fue solo gracias al Presidente Obrador. Quien sin duda tuvo que dar el visto bueno y hasta cierto punto, autorizar su nominación (aunque digan que no). 

Porque la deuda con Salomón ya estaba saldada con su primera designación, por lo que Morena debía enfrentar esta elección con otro u otra candidata, al menos esa era la indicación dada desde mucho antes de que iniciaran los procesos internos de selección. Sin embargo, algo cambió. La presión política que ejerció el entonces Senador a través de sus estructuras cimbró la seguridad del propio Presidente. 

Con ello, la ayuda de uno que otro dirigente y un Coordinador; Salomón Jara logró asegurar su segunda candidatura, la mejor posibilidad que ha tenido para ser gobernador.

Pero quizás olvidó que si hay algo que no le gusta al primer mandatario, es que lo intenten someter, como lo hizo el hoy Candidato. Porque si algo es evidente, es la obsesión de López Obrador por mantener el control de todo lo que considera territorio de la Cuarta Transformación. Aunque en algunos casos, no sean estados gobernados por Morena, porque le resulta más fácil controlar a la “oposición”.

Además, el distanciamiento entre el primer mandatario y quien fuera uno de sus primeros aliados no es secreto, por el contrario, es un conflicto que se sigue alimentando desde diversos frentes, llegando al grado de permitir grupos disidentes al interior de Morena, quienes se oponen a su propio Candidato.

Para algunos López Obrador respalda a Salomón, para otros es evidente que no. Sin embargo, el efecto electoral del Presidente es un beneficio inherente, por lo que a pesar de no estar bajo la sombra de Obrador lo arropa el manto protector de la Cuarta Transformación, al menos por ahora.

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