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* Por JUAN CARLOS HERNANDEZ A.

Ante la adversidad global y de las tendencias que nos presentan unas malas y otras igual o quizás peores, vaya usted a saber, pues los tiempos no vendrán buenos, las realidades de la globalización nos acercan a un abismo de incertidumbre en varios sectores desagraciadamente, no se avisaran buenos tiempos ni en lo social, económico, político, menos en la paz pública a escala mundial, solo revise las ultimas noticias, u cualquiera que usted se imagina, cada vez se amplían los tentáculos de las grandes economías y potencias del planeta tierra, que busca el control, así nomás.

Existe un libro: El problema de Occidente y los cristianos, cuyo autor es Federico Wilhelmsen; justo del cual quiero compartir algunas reflexiones y párrafos ante la imposibilidad de leerse o conocerle por todos, aquí les algunos extractos de interés:

Las facciones, dentro de la civilización medieval, eran las mismas que existen dentro de cualquier familia cuyos miembros pelean entre sí sin romper el techo de la casa. Los miembros de cualquier familia pueden luchar entre sí; pueden hacer la vida horrible para ellos mismos; pueden odiarse el uno al otro; pero lo hacen, generalmente, sin destruir los cimientos de la familia. No abren la puerta de la casa a los enemigos de fuera. La unidad cristiana de aquellos tiempos permitía que los pueblos y los reyes luchasen entre sí. La vida no era ni ideal ni perfecta y no cabe duda de que la vida era mucho más dura que la de hoy.

Es así como se describe la historia de la sociedad y se puntualiza: La sociedad estaba formada por una serie de instituciones cuyo gobierno interno pertenecía a un núcleo de organismos infrasoberanos: la familia; el gremio; el municipio; el condado; el ducado; el señorío; el reino; y, por último, el Sacro Imperio Romano. Estos los intelectualizó la universidad y los espiritualizó la Iglesia, cuya cabeza, el Papa, era no solamente la Voz de Cristo en la tierra, la prolongación de la vida del Apóstol Pedro a través de los siglos, sino también el que arbitraba las querellas y disputas que surgían entre reino y reino, entre rey y súbditos.

Ante ello la pregunta será ¿Qué no se ve hoy, qué dimensiones tenemos hoy de la sociedad en su conjunto, ha sido alterada la manera de gobierno? Acaso hay aun más acendrado antropocentrismo (el hombre como el centro de todo) y olvidado ya el teocentrismo (Dios como el centro de todo) quizá sí, hoy tenemos un mundo que vive en comunidad totalmente hedonista y va en una perspectiva del “hombre moderno” sin valores, recato ni pudor, de nada y en nada, basado en su propia información interactuando con su manera de “pensar” con un alter ego, inacabado, pues también hace todo lo posible por poseer más y mejor material posible, para lograr sus objetivos que no son otros que el placer por el placer pues se engolosina en estar nada mas para llenar el hueco espiritual en que está hundido, sin contenidos interesantes en su vida, sin esfuerzo ni sacrificio y es justo ahí donde la opinión púbica disimula lo que no funciona, pero si lo aceptan, y es donde todos opinan igual aunque haya error en ello. ¿La civilización ya no es mas que aplicar la ley del más poderoso? Usted analícelo. Solo vea su entorno. Siempre una nueva forma de pensar traerá novedades y quitará tradiciones, restará la moralidad y adecuará a una sociedad cada vez más perdida de su propia esencia.

México nos necesita de pie y en su oportunidad con una excelente actitud, para marcar en la acción la pertinente decisión que dará rumbo cierto al barco en el que andamos y con ello, llegar a buen puerto. No hay más que hacer lo que nos toca. Debemos ser cada vez más analíticos y serios en seleccionar la mejor información para mejor decidir y por ende mejor vivir. ¿Si, o qué piensa usted? Hágale pues!

*El autor es Maestro en Gestión Social y Políticas Públicas.

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