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Planchas de carbón, coas, malacates de barro y trozos de madera, piedras de río, estropajo, puntas de maguey, huesos y otros tantos materiales cobran nueva vida y significado

Por Claudia Martínez y  Carlos Lira

Roberto Héctor de Jesús Zamora Farret nació en la Ciudad de Oaxaca en 1955; es egresado de la Facultad de Arquitectura 5 de Mayo de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y es integrante del Colegio de Arquitectos del Estado.

Desde su niñez fue notoria su afición por el dibujo, por lo que asistió a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Benito Juárez de Oaxaca donde cursó clases de dibujo, pintura y modelado. Ya entonces mostraba un espíritu inquieto y gran afecto e interés por su estado natal y su gente.

Sin embargo, al entregarse de lleno a su profesión de arquitecto, Roberto Zamora postergó hasta cierto punto su dedicación a la pintura, sin dejar de aprovechar ocasionalmente ese talento y creatividad en la elaboración de sus proyectos arquitectónicos. 

Con la pandemia del 2020, el obligado aislamiento le permitió dedicarse de lleno, con tranquilidad, entusiasmo y mucha alegría, al arte que desde niño lo había cautivado: la pintura. 

Como puede verse a través de la obra que hoy expone, la epidemia resultó ser bastante positiva para él.

El amor que le profesa a su terruño, aunado a su camaradería y generoso corazón altruista, lo han hecho recorrer desde hace 38 años diversos municipios y localidades del estado de Oaxaca. Su andar filantrópico por múltiples veredas y caminos, y el impacto sensorial y espiritual que los paisajes naturales y humanos circundantes le han producido, los comparte y los transmite hoy a través de las texturas, formas y colores que están presentes en sus distintas obras que nos evocan al “expresionismo abstracto”.

Realizadas con grana cochinilla, arcillas diversas, ceras, óleo y acuarelas, Roberto Zamora experimenta con estos recursos pero usándolos escasamente de manera tradicional, ya sea por la combinación que hace con ellos, por el agregado de otras substancias en la preparación de los pigmentos e incluso por la forma de aplicarlos en el lienzo o en el papel.

Así, utiliza herramientas y materiales de uso común en la vida cotidiana de las mujeres y hombres de Oaxaca, los cuales redescubre, elige y colecciona en los múltiples recorridos que hace por las comunidades y paisajes del estado de Oaxaca.

Planchas de carbón, coas, malacates de barro y trozos de madera, piedras de río, estropajo, puntas de maguey, huesos y otros tantos artefactos y materiales cobran nueva vida y significado en las manos y en la imaginación del pintor, para develarnos en susurros y a través de trazos, colores y texturas; los misterios de historias no contadas que hoy forman parte de la refrescante y sugestiva obra del artista plástico Roberto Zamora.

Artículo publicado en la Revista POLIGRAFO, Política Gráfica Objetiva. Descárgala gratis aquí

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