Desde su reclusión en Estados Unidos -acusado de narcotráfico y lavado de dinero- el general Salvador Cienfuegos, extitular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), le escribió una carta de su puño y letra al presidente Andrés Manuel López Obrador, afirmando que su captura fue injusta, arbitraria y humillante.

En dicha carta, que reveló el propio mandatario en su nuevo libro llamado A la mitad del camino; Cienfuegos le dijo al presidente que tampoco tenía dinero para pagar su defensa en el país norteamericano, solicitando a López Obrador su “superior intervención” para que el juicio se agilizara a fin de poder demostrar su inocencia.

En su libro, el mandatario federal admite que la carta fue una pieza fundamental para “llegar a la conclusión” de que el expediente contra Cienfuegos había sido “fabricado”, e incluso plantea la hipótesis de que todo pudo haber sido una “venganza” en contra del general o del Ejército Mexicano, tramada desde las agencias de seguridad de Estados Unidos.

Cienfuegos le hizo notar a López Obrador que la acusación en su contra era de mucha gravedad porque no sólo afectaba a su persona, sino que, también estaba de por medio el prestigio del Ejército mexicano, el principal brazo operativo del presidente.

“Como mi Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas –escribió Cienfuegos en su carta al mandatario– le informo con toda veracidad, como ciudadano y como militar, que los careos que se me atribuyen son totalmente falsos, porque nunca en mi vida he cruzado una palabra con ningún criminal narcotraficante, ni por terceras personas, ni mensajeros, ni llamadas telefónicas o mensajes de cualquier tipo. Le solicito su superior intervención para que el juicio que se me impone sea agilizado y pueda demostrar mi inocencia. Me parece sumamente grave, no solo para mí y la familia, lo que está sucediendo, es un asunto que va más allá de mi persona o lo que represento o representé”.

En 57 años ininterrumpidos de servicio al país, desde el ámbito militar, nunca estuve ni de cerca en algún asunto delictivo –continuó Cienfuegos su manuscrito–. Logré liderazgo y ejemplo en mi actuar siempre, formé a muchos militares profesionales que se ven reflejados en mí, tengo una gran familia, estable y que siempre busca superarse, en fin, podría describir mucho más, pero lo importante es que hay una gran injusticia, me siento impotente y carezco de recursos para pagar un juicio en este país. Ud. me conoció y me trató en dos ocasiones ya como presidente electo, en las que me permití darle mi opinión del Ejército y Fuerza Aérea. Quedo en espera de su alta determinación.

¡Disculpe mi letra, no estoy en la mejor comodidad!”, concluye la misiva.

El propio López Obrador señala que la carta fue fundamental para concluir, con absoluta seguridad, que no había elementos sólidos en la acusación de la DEA contra Cienfuegos, por lo que operó su liberación y extradición a México, en donde fue exonerado de todos los cargos, por la Fiscalía General de la República (FGR).

“Entregué esta carta a una persona de confianza, especialista en el buen manejo de la escritura –escribe el presidente en su libro, A la mitad del camino–, para pedirle su opinión sobre la gramática del general, pues la mayor parte de las supuestas pruebas eran fotos de captura de pantallas, y algunos textos atribuidos a él estaban escritos con pésima ortografía; por ejemplo, se expresaba ‘ay’ en vez de ‘hay’, ‘boy’ en vez de ‘voy’, ‘valla’ en vez de ‘vaya’, etcétera. Entregué también a la experta estos contenidos y en su dictamen estableció que eran estilos completamente distintos y que no correspondían a una misma persona”.

El mandatario federal sostiene que la captura del general, sin que se hubiera notificado primero a México, abrió una fisura en las relaciones con la administración del expresidente Donald Trump, con la que se había logrado un buen entendimiento y colaboración. 

López Obrador aseguró que, a su juicio, esta detención tuvo una motivación política, previo a los comicios presidenciales de EU en los que Trump buscaba la reelección; pero el mandatario también afirma que el motivo pudo ser la “venganza”.

“Desde el principio me pareció muy raro este proceder que no dejaba de tener un tinte político y que podría atribuirse a tres cosas –cita el libro–: una, que por las elecciones a alguien le conviniera confrontarnos con el presidente Trump, pensando que nosotros íbamos a estallar en furia; otra, que se tratara de una venganza de las agencias del gobierno de Estados Unidos contra el general y el Ejército Mexicano o, por último, que el presidente Trump buscara sacar provecho con esa acción espectacular a un mes de las elecciones. Esta última hipótesis fue lo primero que descarté”.

López Obrador señala que Trump nunca fue avisado de la detención de Cienfuegos, y que el expresidente republicano ordenó entonces que se enviara a las autoridades mexicanas el expediente contra el general para analizarlo y proceder legalmente en la jurisdicción de la FGR. 

Tras analizar el documento, afirma el presidente, “llegué a la conclusión de que no existían pruebas de nada y que habían fabricado la acusación”.

El presidente mexicano admite que los abogados de la Consejería Jurídica y la Cancillería no estuvieron de acuerdo con la decisión que tomó de hacer público el expediente completo y sin testar de la acusación contra Cienfuegos, pero el mandatario les subrayó que había una “razón de Estado” para hacerlo, aun cuando se vulnerara el debido proceso: salvaguardar el prestigio del Ejército.

“Esto último no les gustó mucho a nuestros abogados porque siempre se olvidan de que la auténtica política y la justicia deben prevalecer por sobre lo que se denomina debido proceso, más aún cuando existe una razón de Estado y está de por medio el prestigio de una institución como la Sedena, que representa a las Fuerzas Armadas de México”, escribe el presidente.

“De manera sincera, ese día los abogados de la Consejería Jurídica y de Relaciones Exteriores me propusieron que se diera a conocer el documento pero con los nombres tachados –testado, le llaman— pero me negué, afirmando que la transparencia es una regla de oro de la democracia y que teníamos el deber de hacer cada vez más pública la vida pública”.

Con información de Animal Político.

About The Author

Deja un comentario