*Por Juan Carlos Hernández A.
Demostrado está de la importancia de la participación de la juventud mexicana en los procesos electorales, pero también demostrado es, que participan en pocas ocasiones en la cosa pública, en la toma de decisiones políticas que convergen en cada elección de cualquier nivel: municipal, estatal o federal; es por ello que se realizó en la sede la Universidad Autónoma de Guadalajara, en coordinación con el Tribunal Electoral de Poder Judicial de la Federación, a través de Enrique Andrade, Director General de Relaciones Institucionales Nacionales, del TEPJF; la Mesa del Escuchatorio: “Las acciones afirmativas y la juventud mexicana frente a los procesos electorales”.
En la dinámica se asignaron preguntas detonadoras a 4 estudiantes que sostuvieron el encuentro en esa casa de estudios ante alumnado de diversas licenciaturas en curso y de autoridades de la misma Universidad, como también órganos electorales federales y estatales.
Las preguntas detonantes de la temática a abordar fueron: ¿Cuál es la importancia de la inclusión política de los grupos históricamente discriminados (personas con discapacidad, personas afromexicanas, personas indígenas, jóvenes, mujeres, etc.)? ¿Has sentido algún tipo de discriminación en el ejercicio de tus derechos político-electorales por el hecho de ser joven y qué tendrían que hacer las autoridades electorales para resolverlo?
¿Qué opinas del cambio constitucional que plantea disminuir de 21 a 18 años la edad para ser diputada o diputado federal y de 30 a 25 años para ser secretaria o secretario de Estado? ¿Como joven jalisciense, cuáles consideras que son los retos más desafiantes para hacer cumplir las acciones afirmativas en tu entidad federativa?
Derivado de las preguntas los estudiantes se hicieron responsables de contestar cada una de ellas con particular interés de que en todo momento la juventud merece estar considerada en las políticas públicas que deriven en acciones afirmativas y de participación electoral, para los siguientes años.
El punto es que, debería haber más participación pues los jóvenes al adquirir el derecho de votar a veces no están instruidos por lo que se sugiere educación electoral desde temprana edad para que no estén tan desorientados, pues no tienen educación suficiente para incursionar en la vida política.
Es pertinente entonces realizar campañas de concientización para entender la importancia de la sí relevante intromisión de la juventud en cada elección, y sobre todo que sea en forma perseverante. Entender que la participación ciudadana, no es solo opinar, algo que está de moda hoy dia, todos opinan en la esfera de la comunicación política, pero falta más sustento al hacerlo.
Por lo que las acciones afirmativas, podrían generarse con sentencias para atender grupos de jóvenes que se quedaron rezagados, pues hoy en la nueva era de la democracia la participación de los jóvenes deben ser una prioridad, de todos: instancias electorales, institutos políticos, organizaciones no gubernamentales y por supuesto, como es el caso, de universidades y toda institución educativa. La educación cívica es por demás importante que regrese a las escuelas de todo nivel, ahí debe fundamentarse. Y termino con la siguiente cita:
Esta ciudadanía en formación que se desencanta, pero que más adelante vuelve a creer en la democracia, que apoya proyectos democráticos o simplemente se desilusiona y se aleja de la participación, está envuelta en las contradicciones y dilemas que se plantean de forma precisa en la tesis siguiente: “la democracia es compatible con la desigualdad, la irracionalidad, la injusticia, la aplicación particularista de las leyes, la mentira, la ofuscación, un estilo policial tecnocrático e incluso una dosis considerable de violencia arbitraria. La vida cotidiana de la política democrática no es un espectáculo que inspire admiración […] No es ninguna sorpresa, por lo tanto, que después de seguir la liberación, la transición y la consolidación, hayamos descubierto que todavía hay algo que mejorar: la democracia”. *
*El autor es Maestro en Gestión Social y Políticas Públicas.
*Adam Przeworski, Qué esperar de la democracia, Buenos Aires, Siglo XXI, 2010, pp. 27-28.
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