Hablemos de política por Diego Martínez Sánchez 

El proceso interno de Morena para elegir a su “coordinador” y por ende, Candidato o Candidata a la Presidencia de la República en el 2024, marcó el comienzo informal del ejercicio electoral en el que se definirá el futuro de la llamada Cuarta Transformación y del proyecto de nación que ha buscado cimentar el aún mandatario, Andrés Manuel López Obrador. 

Los contendientes son Marcelo Ebrard, exjefe de gobierno del Distrito Federal y exsecretario de Relaciones Exteriores con la Cuarta Transformación; Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México que renunció al cargo para participar en el proceso; el Senador por Zacatecas, Ricardo Monreal, el Diputado Federal del Partido del Trabajo, Gerardo Fernández Noroña, el exgobernador de Tabasco y exsecretario de gobernación, Adán Augusto López Hernández; así como el Senador del Partido Verde y exgobernador chiapaneco, Manuel Velasco Coello. 

La mayoría, relleno para aparentar un proceso democrático y simular que el poder de decisión lo tiene la ciudadanía y no solo el residente de Palacio Nacional, quien tendrá el voto final. Y aunque ha sido claro al expresar su apoyo a la postulación de Sheinbaum, el escenario ha ido cambiando rápida y drásticamente, tanto al interior como al exterior de su proceso. 

Por un lado, la confrontación entre los mismos miembros del Movimiento de Regeneración Nacional, quienes han emprendido una “guerra digital” tanto en defensa de su aspirante, como en ataques directos a los contrincantes, para lo que se invierten millones de pesos en redes sociales, como los 8.3 millones que gastaron en Facebook en unos meses, tema sobre el que escribe Zedryk Raziel en El País (https://elpais.com/mexico/2023-07-04/la-campana-de-las-corcholatas-en-facebook-83-millones-de-pesos-en-promover-su-candidatura.html); o los millones de pesos de origen inexplicable, que se han empleado para pintar bardas, montar espectaculares, millones de lonas en todo el país, y una importante presencia en medios nacionales, cuyas tarifas publicitarias no suelen ser “accesibles”. 

No obstante, el precio más alto que están pagando por estas “estrategias”, es el de su imagen, tanto personal como del movimiento que dicen querer representar. Siendo la intolerancia, el autoritarismo y el poco respeto a la Ley, las constantes en varios de los aspirantes, sobre todo de quienes presumen encabezar las encuestas y de su cercanía con el presidente. 

Los exabruptos de Claudia Sheinbaum, los escándalos íntimos de Adán Augusto y su probable violación de la ley al hacer uso de bienes públicos para intereses privados; son ejemplo de ello. Y aunque el propio presidente ha intervenido para que “no se peleen”, pareciera que los pupilos ya no obedecen al Maestro, algo que preocupa de sobremanera al titular del Ejecutivo, quien reflejó su temor al recordar cómo el gran caudillo Lázaro Cárdenas, vio frustrado su sueño de desarrollo por errar en la sucesión, error que López Obrador no está dispuesto a cometer. Sin importar cuáles o cuántas leyes, tenga que romper. 

Por el otro lado, está el llamado “Frente por México” integrado por agrupaciones civiles, el PRI, el PAN y lo que queda del PRD. 

Al igual que con Morena, la designación de su representante será por medio de la participación ciudadana, con la diferencia de que las agrupaciones civiles serán parte activa en el proceso. Al cual se inscribieron personajes como Santiago Creel, Presidente de la Cámara de Diputados; Silvano Aureoles, exgobernador de Michoacán; Miguel Ángel Mancera, exjefe de gobierno de la Ciudad de México; Enrique de la Madrid, hijo de Miguel de la Madrid y exsecretario de turismo con Peña Nieto. 

Así como Gabriel Quadri, excandidato presidencial, la priista histórica y hoy Senadora de la República Beatriz Paredes Rangel, y su homóloga, Xóchitl Gálvez Ruiz, quien se ha convertido, gracias a la publicidad del presidente, en el principal referente de la oposición.  

Y aunque fue el propio Obrador quien la destapó incluso antes de su registro, asegurando que ella será la candidata del Frente; políticos, medios de comunicación, influencers y youtubers afines al gobierno federal, mantienen una campaña en su contra, orquestada y coordinada con los dichos que el mandatario federal da en sus conferencias matutinas, en donde acusa a todo aquel que no comparta su visión o se someta a su voluntad; de corruptos, conservadores y de enemigos de México. Incluida la exjefa Delegacional de Miguel Hidalgo, en el entonces Distrito Federal. 

El nivel de la agresión es tal, que el presidente del país ocupa medios y recursos del estado, para atacarla, denostarla y hasta intentar desacreditarla, como lo hizo al exhibir (de manera ilegal) supuesta información financiera de las empresas de Gálvez y su familia, algo que nos debe recordar los peores momentos del viejo régimen, autoritario y cínico por saberse impune. 

Aunado a las agresiones e injurias de las hordas obradorista, las cuales publican al mismo compás y bajo la misma línea discursiva, replicando sin pruebas, los dicho de su máximo jefe. Como si la palabra de una persona fuera suficiente para crucificar a cualquiera. Un efecto innegable de la ignorancia y el fanatismo que promueve y enquista, el obradorismo. 

Pero el resultado parece ser el contrario al esperado, después de casi cinco años de mentiras, engaños, simulaciones y rotundos fracasos, una gran parte de los votantes que apoyaron la llegada de López Obrador a la presidencia, hoy consideran que cometieron un error, creando cierta empatía con la hoy víctima del autoritarismo que caracteriza al frustrado mandatario federal. 

Esto le ha dado a Gálvez, las mayores posibilidades para ser quien encabece el Frente por México y con ello, aglomerar a los millones de inconformes con el actual gobierno, tenido como principal reto, conseguir la unidad social, pese al mal historial partidista que los acompaña. Algo que no es tan complicado, cuando entendemos que lo peor de los demás partidos, hoy están con Morena y el Obradorato. 

La desesperación del presidente es evidente, al igual que la de sus huestes, quienes se desgastan hasta la ignominia, con tal de servir a su nuevo amo, porque nunca aprendieron a dejar ser perros, como diría el famoso Maquío. Y eso que las campañas aún no empiezan, pero la guerra se declaró desde el primer día y la batalla es todos contra todos, sin importar las bajas o víctimas. 

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