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Con más de 100 millones de celulares entre la población, México se ha convertido en un foco de atención de los delincuentes cibernéticos que a través de intervenciones telefónicas y el hackeo de smartphones para extraer información del usuario, se dedican a extorsionar a las personas o incluso suplantar identidades, vulnerando su derecho a la privacidad e identidad para afectar, principalmente, su patrimonio.

Así lo señaló el experto en tecnología, Eduardo Jerome Posadas, quien consideró un grave problema la facilidad con la que cualquier persona puede adquirir en Internet dispositivos de escucha para espiar conversaciones telefónicas, pese a que el uso de esos aparatos sin mediación de una orden judicial se castiga hasta con 12 años de prisión en nuestro país.

Entre las principales señales que nos pueden referir si un celular está siendo espiado o ha sido hackeado para extraer información, están: El considerable aumento de consumo de datos; el incremento de la facturación contratada del servicio de telefonía, o el crédito precargado rinde menos; la duración de la batería es menor de lo habitual; el smartphone se sobrecalienta sin razón aparente; la señal de Internet se interrumpe con frecuencia; de forma inesperada, aparecen nuevas aplicaciones (Apps) en el teléfono, o frecuentemente se escuchan ruidos extraños durante una llamada.

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