Hablemos de Política, por Diego Martínez Sánchez

Las altas expectativas que se tenían con la llegada del exrector Francisco Martínez Neri a la presidencia municipal de Oaxaca de Juárez, se derrumbaron rápidamente ante la innegable corrupción, impunidad e incapacidad gubernamental que se instauraron como los principales ejes de su administración. 

Las complicidades por encima de la Ley y sobre todo del bienestar del pueblo, han sido evidentes. Desde la protección a exfuncionarios por el robo millonario a las arcas municipales, la creciente inseguridad y la inexistente protección ciudadana, la falta de obras públicas de alto impacto o el desmedido problema de la basura, hasta el encubrimiento de robos descarados como el que ocurrió en el encierro primavera, han dejado en claro que en el gobierno del “Maestro” Martínez Neri, se roba, se miente y se traiciona. 

Pero, ¿acaso el erario municipal es tan basto como para desechar toda una “vida” de carrera política y sacrificar la credibilidad que seguramente le costó décadas construir?¿los negocios y la corrupción dejan tan buenas ganancias como para tirar por la borda cualquier aspiración futura a un cargo de elección popular? ¿O el “contador” ya tendrá planes de terminar su mandato y mudarse a otro estado, en donde nadie lo conozca y reconozca, para reclamarle por el saqueo y la traición al pueblo de Oaxaca? Esa fórmula la han empleado tanto exgobernadores como sus antecesores, quienes hoy viven en la opulencia, como grandes magnates, empresarios y hasta inversionistas internacionales. 

Yo no lo creo, porque si logró sobrevivir e incluso avanzar, tras los señalamientos por corrupción durante su gestión como Diputado Federal, donde sus operadores pedían hasta el 50% de los recursos públicos que gestionaba para obras municipales y proyectos culturales, por qué se sacrificaría cuando tenía el camino libre para al menos, contender en cinco años por la gubernatura del estado.   

Según sus detractores la ambición lo tiene cegado, pero según sus colaboradores, Francisco Martínez Neri está siendo manipulado como un títere por el verdadero poder detrás del trono. 

Pero quién podría tener ese nivel de control e influencia sobre el gobernante de la capital, el centro del poder político de toda la entidad.   

Todos apuntan a un mismo lugar, su Secretario de Gobierno municipal, Felipe Edgardo Canseco Ruiz. Un personaje heredado a Martínez Neri por su medio hermano, el también exrector de la UABJO, Felipe Martínez Soriano, con quien Canseco Ruiz compartió durante seis años una celda de prisión, así como la ideología del radical socialismo. De la lucha armada como la única vía para lograr la transformación democrática de Oaxaca y del país. 

Ideas y acciones que hoy son historias, pero que gestaron un profundo encono y un hambre de poder transformada en corrupción, impunidad y excesos, los cuales se cometen con total libertad desde el “Honorable” Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, donde Francisco Martínez Neri firma las órdenes pero el que las da es Canseco Ruiz, afirman los pocos amigos que le quedan al aún edil. 

No por nada se ha mantenido intocable ante el cínico robo de vehículos particulares almacenados en el encierro municipal, el cual habría sido orquestado y ordenado por el Secretario de Gobierno Municipal, sin importar que el costo político lo tenga que pagar el hermano menor de su antiguo “maestro”. 

La protección a grupos criminales por parte de la policía municipal, el cobro de piso a comerciantes y vendedores ambulantes en cada espacio de la capital, son otros delitos que se le atribuyen directamente al también suplente del Presidente. Así como el sobrecosto en el traslado de los desechos generados en la ciudad, un problema de salud pública que nadie quiere resolver por las cuantiosas ganancias económicas que les generan y en el que también estarían involucrados representantes populares.   

Hoy Francisco Martínez Neri busca la reelección al cargo, todo con tal de proteger a su titiritero, porque según lo dicho a este escribiente por sus colaboradores más cercanos, él sueña con volver al Congreso de la Unión o al menos, al Congreso local, en donde sabe que podría renovar su imagen y ampliar su margen de acción para quizás, participar en la próxima contienda electoral por el gobierno del estado, un sueño que se verá truncado de continuar obedeciendo a quien ha demostrado que no le interesa el futuro de su pupilo, ni lo que éste deberá pagar no solo ante la sociedad, también ante la justicia, porque tarde o temprano lo alcanzará, sin descartar que “alguien” lo traicionará y lo entregará. 

Al tiempo.  

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