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Por Juan Carlos Hernández A.

Es la propuesta del INE para contribuir con tareas permanentes y transversales a las elecciones. Esta estrategia plantea tres aspectos centrales: 1) Desarrollar una ciudadanía que se apropie y ejerza de manera responsable sus derechos; 2) Que esta ciudadanía contribuya e incida en la discusión pública y; 3) Cree contextos de exigencia a los poderes públicos, favorezca la estatalidad y la eficacia del Estado de Derecho.

Decir que la cultura política en clave democrática no atraviesa su mejor momento no es algo inédito. Prácticamente todos los estudios en la materia revelan el malestar y descontento de amplias franjas de ciudadanos con los resultados de la democracia, cuando no con la democracia misma. Es indudable que en un cuarto de siglo hemos logrado grandes avances en los procedimentales que igualan el valor del sufragio, pero estos avances han sido insuficientes ante los grandes problemas estructurales de pobreza, desigualdad e injusticia que padecemos secularmente como sociedad. Las expectativas puestas en las instituciones y autoridades surgidas de las urnas derivan en decepción ante la capacidad de respuesta y la debilidad del Estado de derecho. 

Se ha mencionado que la baja estima de los partidos políticos y de los parlamentos (instituciones indispensables de todo sistema democrático), la erosión de la confianza en las instituciones públicas y entre las personas, así como el consecuente debilitamiento del tejido social, son fenómenos que reflejan el desencanto con la democracia y subrayan la necesidad de impulsar un cambio cultural. 

Debe reconocerse que el desencanto con la democracia no es un fenómeno exclusivo de nuestro país, sino que se presenta como una problemática generalizada en América Latina, incluso podría decirse que es un fenómeno que afecta al mundo entero. Países con añeja tradición democrática, de esos que se consideran viven en democracias consolidadas, y países con democracias en proceso de consolidación o imperfectas, están padeciendo un desencanto similar y lo están manifestando en el tono de sus campañas electorales o cada que se lleva a cabo un ejercicio plebiscitario.

La intolerancia, el anti-pluralismo, la simplificación del debate político y la crítica a los acuerdos entre fuerzas políticas son expresiones de un problema común: la incipiente cultura cívica de nuestras sociedades. Desde sus orígenes como Instituto Federal Electoral, el hoy Instituto Nacional Electoral ha contribuido al desarrollo de la vida democrática garantizando a la ciudadanía el ejercicio de sus derechos político-electorales, vigilando que se cumplan las obligaciones constitucionales en la materia, llevando a cabo una promoción del voto cada vez más eficaz y coadyuvando a la difusión estratégica de la educación cívica y de la cultura democrática en prácticamente todo el territorio mexicano.

Con la premisa de divulgar tales conocimientos se publicaron y distribuyeron materiales; se establecieron los servicios bibliográficos (origen de la Red Nacional de Bibliotecas institucional); se organizaron campañas para promover la participación de las y los ciudadanos en las mesas directivas de casilla, y se invitó a ejercer el voto libre y secreto. Se impulsó, además, el desarrollo de programas educativos orientados a fortalecer los programas de estudio en el ámbito escolar en los niveles primaria y secundaria: “Jornadas cívicas infantiles y juveniles” (1993).

Ante ello el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó la Estrategia Nacional de Educación Cívica (ENCÍVICA) 2024-2026, con la cual dio el banderazo de salida hacia una nueva etapa en la apuesta institucional por fortalecer el ejercicio de una ciudadanía integral en México, con el objeto de que la sociedad cuente con mayores competencias dentro y fuera de los procesos electorales.

Se ha dicho que para la integración de esta Estrategia fue necesario colegiar de forma profunda para incorporar las opiniones, observaciones y sugerencias de las consejerías, las representaciones partidistas y la experiencia en su implementación por parte de los órganos desconcentrados del Instituto.

También se ha dado a conocer los elementos más relevantes del diagnóstico para la conformación de la ENCÍVICA, fue la identificación de que el 77 % de las personas que participan en lo no electoral, tienden a votar el día de la Jornada Electoral, lo cual conlleva la necesidad de apostar por una formación ciudadana, a fin de fortalecer acciones que incentiven la asociación, el interés y el agrupamiento en los asuntos de la comunidad, y con esto favorecer el ejercicio de una ciudadanía integral.

Con la ENCÍVICA se busca fortalecer los conocimientos y las habilidades para el ejercicio ciudadano e impulsar su participación electoral, enfatizando su atención en diversos grupos poblacionales, la juventud de 18 a 29 años de edad; las mujeres de todos los grupos poblacionales y las participantes en actividades políticas; en los 44 distritos federales identificados con población indígena y afromexicana; con la población infantil y juvenil en educación formal, básica y no formal, en ciudadanas y ciudadanos mexicanos residentes en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, y entre los grupos históricamente discriminados.

Como parte de este tema, se presentó el último informe sobre la ENCÍVICA 2017-2023, que en los últimos seis años tuvo alcance en todo México y desempeñó un papel fundamental al dirigir los esfuerzos del Instituto hacia el fomento de la cultura democrática en el país. Se reporta además que dicha Estrategia se enfrentó al reto de impulsar procesos de difusión de información; fortalecer la cultura política democrática en México; defender los derechos humanos; combatir la Violencia Política contra las Mujeres debido a Género, y de afrontar la epidemia de desinformación que afecta el funcionamiento de los sistemas democráticos. 

Todo buen mexicano, bien nacido merece tener y cuidar también las mejores condiciones de vida social, una de la practicas será la educación cívica, para entendernos mejor y propiciar entre todos, instituciones y sociedad, de recrear la participación de la cosa pública, de otra forma no habrá la fortuna de progresar en materia de la cultura cívica. Usted hágale pues.