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Por Diego Martínez Sánchez

Con 35 años recién cumplidos, la candidata a Diputada Federal del Partido Encuentro Solidario, Lizeth Zárate López se ha convertido en el foco de atención no solo por el rápido crecimiento que registró en las mediciones electorales, también por las consecuencias que ello le ha traído, desde ataques digitales hacia sus redes sociales, el daño a su propaganda, hasta llegar al allanamiento de su oficina particular. 

No obstante, la mayor recompensa fue el apoyo de la ciudadania, quien le ha mostrado su respaldo y sobre todo, le podría brindar su voto de confianza el próximo seis de junio. 

Con un cierre al que asistieron miles de personas, según el área de comunicación de la candidata más de cinco mil aunque algunas cifras más reservadas señalan poco más de tres mil, de cualquier forma, la cantidad de personas que acudieron al llamado de Zárate López, fue mucho mayor al que se esperaría de un partido nuevo e incluso, superó a varios candidatos que representan a los más añejos. Y aunque no se debe cometer el error de creer que cada asistente es un voto seguro, el mensaje fue claro, la gente ya no quiere más de lo mismo y al parecer, encontró en la joven candidata una pequeña “luz de esperanza”. 

La aspirante a representar el Distrito 8 con cabecera en Oaxaca de Juárez no tiene un escenario sencillo, enfrentando a dos de los más añejos y rancios personajes de la política oaxaqueña y michoacana. 

Por un lado está el candidato de la coalición Morena – Verde – PT, Benjamín Robles Montoya, quien tras 20 años de vivir del erario público sin dar un solo resultado tangible, insiste en seguir mermando el presupuesto gubernamental, ya que también ha garantizado un espacio para su esposa quien al igual que él busca la reelección, pero a través de una curul plurinominal. 

A esta pareja real se suma el candidato del PRI, PAN y PRD, el eterno aspirante José Antonio Hernández Fraguas, quien tras haber entregado la capital al morenista Oswaldo Garcia Jarquín, fue “recompensado” con la representación del gobierno de Oaxaca y una dirección para su hija, pero ahora busca regresar al Congreso federal una vez más. Aunque sus posibilidades son más bajas que nunca, no solo por la mala reputación de los partidos que representa, también por el mal trabajo que realizó durante su último periodo como presidente municipal de la capital oaxaqueña. 

Se suma la candidata de Fuerza por México, Karla Jiménez Carrasco, quien a pesar de contar con una amplía trayectoria en el sector gubernamental y tener el respaldo del sector sindical, no ha logrado despegar ni encajar en la preferencia electoral, ello debido quizás al conflicto interno que vive su partido y que ha decir de varios aspirantes, será la principal causa de varias derrotas electorales. 

También están la candidata de Movimiento Ciudadano, Erika Rodríguez Sosa y la contendiente de Redes Sociales Progresistas, Dominga Escobar, aunque esta última terminó siendo comparsa de Benjamín Robles y del Partido del Trabajo, por lo que los militantes y simpatizantes de RSP decidieron respaldar a otra candidata. 

En el caso de Rodríguez Sosa la falta de estructura en su partido y la inevitable vinculación del instituto con el exgobernador Gabino Cué, le impidieron crecer en el escenario político, aunado a la falta de apoyo y capacidad para transmitir sus propuestas de manera clara a la ciudadanía. 

Ante este escenario, la participación de una mujer como Lizeth Zárate, con su “inexperiencia” en el sector público pero con una gran experiencia en el sector privado y personal, le permitió una rápida segmentación del electorado quien se identificó con la madre de familia, la empresaria, la mujer joven a la que le fueron negados sus derechos e incluso con la persona con discapacidad que ha enfrentado tantos retos.

El ser un rostro fresco en el que muchas y muchos vieron reflejados sus sueños y aspiraciones, aquellas que fueron truncadas por la falta de oportunidades y de atención por parte de aquellos que hoy vuelven solo para pedirles el voto; ha hecho de las posibles debilidades de Lizeth Zárate, su mayor fortaleza, porque la gente de pie ya está cansada de promesas estériles y engaños cada dos años. 

Y aunque vencer el efecto del presidente López Obrador es casi imposible, el escenario podría cambiar en los preámbulos de la sucesión gubernamental, en donde los legisladores federales y locales tendrán gran injerencia, y dado que Zárate López también compite por la vía plurinominal, lo más probable es que veamos a esta nueva política ciudadana dando de qué hablar. 

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