El conflicto escala rápidamente al principal circulo del aspirante a gobernador.

“La unión hace la fuerza”, una frase tan sencilla que muchas veces es muy difícil de comprender, sobre todo cuando la soberbia, los celos y los rencores se hacen presentes. Y el mejor ejemplo de ello es la crisis al interior del Movimiento de Regeneración Nacional y su coalición Juntos Hacemos Historia que integra junto al PT, el Partido Verde y Unidad Popular. Institutos políticos que representan más un acuerdo político que una verdadera fuerza electoral, lo que ha provocado confrontaciones y reclamos ignorados por su propio Candidato, quien confía ciegamente que la marca Morena le tiene el triunfo asegurado.   

Sin embargo, esa confianza parece no compartirse en algunas esferas morenistas, petistas y ecologistas, que ante la actitud de su abanderado y sobre todo de su equipo cercano, han decidido apoyar a otras opciones electorales. Asegurando varios de ellos, que cuentan con el respaldo de parte de su dirigencia e incluso de Palacio Nacional, en donde la Candidatura actual no termina de agradar. 

A ello se suma el arribo de personajes vinculados a los cinco últimos gobernadores -Diodoro Carrasco, José Murat, Ulises Ruiz, Gabino Cué y Alejandro Murat- al movimiento de la “Cuarta Transformación” en la entidad. Quienes además han desplazado a los auténticos morenistas y sobre todo, a los obradoristas que se han opuestos a estas adiciones. Por lo que muchos de ellos han preferido mantenerse al margen.

No obstante, el conflicto escala rápidamente al principal circulo del aspirante a gobernador, quienes al sentir el triunfo seguro han comenzado a negociar como si ya tuvieran la Cartera del Estado en la mano. Provocando confrontaciones y reclamos que si aún no han llegado al Candidato, tarde o temprano tendrá que atender y en su caso, detener.

Este escenario, junto a la fractura en el Congreso local y federal, está provocando cada vez más deserciones al interior del Movimiento de Regeneración Nacional, porque si algo ha dejado claro la dirigencia morenista es que la disciplina institucional y la unión ante la adversidad, no son sus prioridades. Confiando que toda la responsabilidad política, social, moral y hasta legal recaiga en su líder máximo, el presidente Andrés Manuel López Obrador. 

Aunque en el caso de Oaxaca, el presidente parece estar uno o dos pasos más adelante que todos los demás. Lo que podría evidenciarse durante este último mes electoral.

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