El índice de progreso social está compuesto por 51 indicadores agrupados en 12 componentes: nutrición y cuidado médico básico; agua y saneamiento; refugio; seguridad ciudadana; acceso a conocimiento básico; acceso a la información y las comunicaciones; salud y bienestar; calidad del medio ambiente; derechos humanos; libertad personal y elección; inclusividad y acceso a una educación avanzada.

Mtro. Juan Carlos Chávez Martínez

Hace algunos años en una conferencia matutina nuestro Presidente de la República, Lic. Andrés Manuel López Obrador, anunció la creación de un índice de bienestar para medir el crecimiento económico y, al mismo tiempo, la felicidad del pueblo mexicano: “Estoy ahora trabajando sobre un índice para medir bienestar, un índice alternativo al llamado Producto Interno Bruto; lo voy a presentar, un nuevo parámetro, que va a medir, sí crecimiento, pero también bienestar, también grados de desigualdad social, se va a aceptar si hay crecimiento y hay menos desigualdad, y otro ingrediente en este nuevo parámetro, en este nuevo paradigma, la felicidad del pueblo”. 

La discusión que se ponía sobre la mesa se suma a una añeja discusión en el ámbito de la economía, para algunos expertos posiblemente el PIB es el indicador económico más famoso, sin embargo, vale la pena aclarar que no mide absolutamente todo y, a veces, su comportamiento puede ocultar factores importantes o engañar en cuanto al verdadero estado de salud de un país. 

El destacado economista Michael Green ha reiterado muchas veces que: “Los países necesitan una nueva medida que evalúe y cuantifique las cosas que realmente importan para las personas reales: ¿tengo suficiente para comer? ¿Tengo refugio? ¿Puedo obtener una educación?”. Lo anterior significa que deben pensarse y diseñarse nuevas medidas que sean complementarias al PIB, que no la sustituyan, sino que ofrezcan aspectos o variables que la producción de un país no puede revelar. Justamente, es lo que ha planteado reiteradamente el Presidente de México, una medida que además del crecimiento mida el bienestar, la desigualdad social y la felicidad de los mexicanos.

En Oaxaca, la situación no es diferente, necesitamos nuevas medidas para conocer el impacto de la política social que implementará la Primavera Oaxaqueña. Es por eso que el gobierno entrante, la Secretaría del Bienestar, Tequio e Inclusión y el Instituto de Planeación para el Bienestar tienen el desafío de contrarrestar la pobreza apabúllate que se ha generado durante los últimos ocho años y poner en el centro de la discusión nuevos indicadores para mejorar y medir la calidad de vida de los oaxaqueños en el corto y mediano plazo.

Ante tal situación, propongo el Índice de Progreso Social como una nueva forma de definir el éxito de nuestras sociedades; en este sentido el progreso social se entiende: “como la capacidad de una sociedad para satisfacer las necesidades humanas básicas de sus ciudadanos, establecer los componentes básicos que permiten a los ciudadanos y las comunidades mejorar y mantener la calidad de sus vidas, y crear las condiciones para todos los individuos para alcanzar su máximo potencial”. Mejorar la calidad de vida es una tarea compleja y al parecer los esfuerzos pasados no han sido suficientes para darle a los Oaxaqueños más y mejores oportunidades para salir adelante.  A pesar de ello, estamos justo a tiempo para incorporar en el catálogo de indicadores el de progreso social como una nueva forma de medir la transformación de la que serán sujetos todos los pueblos de nuestro estado.

El índice de progreso social está compuesto por 51 indicadores agrupados en 12 componentes: nutrición y cuidado médico básico; agua y saneamiento; refugio; seguridad ciudadana; acceso a conocimiento básico; acceso a la información y las comunicaciones; salud y bienestar; calidad del medio ambiente; derechos humanos; libertad personal y elección; inclusividad y acceso a una educación avanzada.

En resumen, podemos decir que tenemos a un gobierno entrante que está preocupado y ocupado para que los pueblos y comunidades puedan salir adelante, para que puedan sobresalir del profundo atraso que la corrupción, el dispendió y políticas públicas mal enfocadas han ocasionado. Es momento de que la política social comience a ver “fuera de la caja” y considere seriamente los nuevos indicadores de progreso y transformación social.

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