Hablemos de Política

Por Diego Martínez Sánchez

Durante su campaña a la gubernatura del estado de Oaxaca, el hoy gobernador Salomón Jara Cruz criticó que durante la administración pasada algunos de los funcionarios fueran originarios (en su mayoría) del Estado de México, asegurando que su gobierno sería de “oaxaqueños y oaxaqueñas”. Sin embargo, la realidad parece ser muy diferente. 

Como candidato, Jara Cruz fue cuestionado sobre el costo que representaba contratar “asesores extranjeros” para que llevaran su campaña y si no existían en Oaxaca o al menos en México, profesionistas que pudieran ser mejor opción; y aunque dichos hechos fueron documentados por la prensa oaxaqueña, el entonces candidato negó que existieran ciudadanos de otros países inmiscuidos en su proyecto político. Declaraciones que hoy se ha demostrado, fueron falsas. 

A tan solo dos días de haber iniciado la gestión del morenista, la crisis al interior de su gabinete y la guerra entre sus propios funcionarios, ya cobró su primera baja y evidenció la injerencia de asesores extranjeros en las decisiones políticas del estado. 

Todo inició con una campaña interna y mediática en contra del ahora excoordinador de Comunicación Social, William Hernández López,  impulsada desde la Secretaría de Gobierno a cargo de Jesús Romero. Este “fuego amigo” fue suficiente para lograr la remoción de uno de los colaboradores más cercanos al gobernador, quien por más de 10 años se encargó de proteger su vapuleada imagen, ayudándole a llegar hasta la gubernatura del estado, en un segundo intento. 

Además, es la primer muestra de que Salomón Jara no tiene el control de su equipo de trabajo y que hay al menos un Secretario, que cree tener más poder que él. Ya que tras la salida de Hernández López, el cargo lo ocupó Elizabeth Álvarez Acosta, quien fuera el enlace de medios de Jesús Romero cuando era Diputado por el PT. Después estuvo al frente del área de comunicación del Congreso local como cuota del hoy responsable de la política interna del estado, cargo que dejó para integrarse a la administración estatal como Coordinadora de Comunicación Social bajo la tutela del consultor argentino Rene Gonzalo Palacios, quien aparentemente ejerce como el verdadero encargado.

Palacios habría arribado al estado por Benjamín Robles Montoya pero con el paso del tiempo se integró al equipo de Romero López quien busca manejar tanto el presupuesto de Comunicación Social, como la imagen del gobernador y de los Secretarios a través de sus empleados.

Pero el escenario se complicó con la difusión de un audio en donde Rene Palacios explica la “estrategia” de comunicación que deberán seguir todos los integrantes del gobierno de Oaxaca, señalando que incluso los titulares de las Secretarías deberán obedecer sus indicaciones, advirtiendo que “el que haga grilla se va”. Mientras que la política de Jara Cruz hacia los medios de comunicación será de marginación. Algo que ya se esperaba con el arribo de la “Cuarta Transformación”. 

“Tenemos que acostumbrar al orden, nosotros le marcamos el esquema a los secretarios, no es al revés (…) el primero que hace grilla se va, eso que le quede claro a todos, no importa quién sea (…) porque nosotros estamos en condiciones de decirles a los secretarios que va a haber consecuencias, comunicación social somos nosotros (…) no vamos a hablar siempre con los medios”, se escucha en el audio filtrado de manera anónima. 

La situación fue rápidamente cuestionada por parte de comunicadores locales, actores políticos y hasta activistas sociales que defienden la libertad de expresión, tanto por la salida del Vocero como por el nombramiento de personal cercano a Jesús Romero en su lugar, pero sobre todo, por la injerencia de un actor extranjero en el gobierno de Salomón Jara, principalmente por su aparente capacidad de decisión incluso por encima de los y las Secretarias. No obstante, pareciera que el recién estrenado mandatario oaxaqueño aplicará la política de “no veo, no escucho”, ignorando los reclamos sociales. 

Actitud similar a la que tomó su antiguo jefe, Gabino Cué Monteagudo, a quien sus propios colaboradores aislaron de sus verdaderos aliados y amigos, al grado de volverlo un simple títere en su propio gobierno. Fórmula que pareciera replicarse con Salomón Jara y curiosamente, por personajes que comenzaron al lado del ex gobernador y terminaron traicionándolo. Algo que podría pasarle a Jara Cruz, si no toma las riendas de su llamada “primavera oaxaqueña”. 

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