Por Horacio Corro Espinosa
Seguramente muchos no se dieron cuenta de lo que declaró López Obrador en su mañanera. Con lo que dijo, parece que perdió el rumbo, y a la vez, el piso.
Con sus reacciones, parece que el presidente no se da cuenta de lo que dice. Ayer arremetió contra los medios de comunicación. Dijo que en México ya no hay un periodismo profesional, independiente, no digo objetivo, agregó, porque eso es muy relativo, pero ético, están muy lejos de eso. Lo mismo la radio, lo mismo en la televisión, aseguró.
Cada palabra que decía, se oían cargadas de frustración. Poco le faltó decir que lo que sucede en este país, es por culpa de los periodistas, cuando en realidad, estamos como estamos, por sus malas decisiones y por su necedad.
La ignorancia de este señor, lo orilla a creer que el periodista está para defender al gobierno. Cree que el periodismo debe ser alcahuete. Eso no es periodismo.
Arremetió contra Carlos Marín, Ciro Gómez Leyva, Pascal Beltrán del Río, y contra el periódico Reforma y el Universal. Cada que decía uno de estos nombres, se llenaba la boca para expulsar cierto odio y frustración.
En realidad no se puede medir el odio y el resentimiento de López Obrador hacia los medios de comunicación. Como presidente, está obligado a respetar los derechos humanos. Como autoridad, no debe adjetivar a los que él cree que son sus contrarios, y menos a agraviarlos o intimidarlos. El año pasado, en una de sus mañaneras también, dijo lo siguiente: “Ustedes no solo son buenos periodistas, sino prudentes […] y si ustedes se pasan, ya saben lo que sucede”.
Es claro que lo que busca Obrador, son periodistas a modo, pues a sus dizque adversarios, los ha señalado como apátridas y enemigos del pueblo.
Ayer mostró su ser interior: derramó resentimiento y odio. Toda esa oscuridad en la que se encuentra, no le permite verse como un hombre perdido, ni siquiera de reconocerse como el hombre en el poder. Tan perdido anda que cree que sigue haciendo campaña desde la oposición. Parece que su rencor lo hace tener una fuerte enemistad con su realidad.
Si quiere que los periodistas reporten cosas buenas de su gobierno, pues que trabaje y haga cosas buenas por el pueblo, aunque en realidad, esa es su responsabilidad, y lo que haga dentro de su responsabilidad nadie tiene porque aplaudirle.
El verdadero periodismo no es matar cucarachas, es prender la luz para que las cucarachas corran.
En resumen, Obrador busca el silencio a toda costa, y busca el aplauso hacia su persona.
También dijo que los periódicos aburren, pero si comparamos esta declaración paralelamente con sus mañaneras, éstas aburren mucho más, pues cada día presenta los mismos pretextos, las mismas excusas con tal de cubrir su ineptitud.
Es tan soberbio, que piensa que si alguien opina en su contra, ya no merece ningún respeto y los ataca. Lo mismo hizo con el New York Times, con The Washington Post, con Asia Times, con The Guardian, a quienes acusó de conservadores y neoliberales que están bajo el control de la mafia del poder.
Aquí una pregunta: ¿dónde está la Comisión nacional de derechos humanos o Rosario Piedra Ibarra, a quien le toca emitir un posicionamiento por los constantes ataques del presidente a la prensa? ¿Dónde está?
Mientras los periodistas tengamos la oportunidad de defender la libertad de expresión, el libre pensamiento, seguiremos señalando a éste y a cualquier otro gobierno que haga mal su trabajo.
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