EXPRESIONES.
Pablo Ramírez Puga.
Los años pasan y José Murat Casab sigue en la palestra política, sin que algún otro político oaxaqueño le haga sombra, a tal grado que actualmente su sapiencia y experiencia se deja sentir en un PRI que pretendió renovarse luego de las debacles que le propinó el PAN y ahora Morena, pero que se fueron diluyendo en su putrefacción política, a tal grado, que sólo el ixtepecano ha podido mantenerse como aquella ave de albo plumaje que se echa de clavados en el pantano pero que ha sabido sacudirse su escoria, llegando a constituirse en una especie de “tatamandón” político que lo mismo asesora, pone, impone o quita elementos de su mismo partido y hasta en otros partidos políticos.
¿Cómo le ha hecho?
Aún recuerdo a aquel José Murat que tuvo que quedarse en el “lobby” para acceder a una gubernatura luego del periodo de Heladio Ramírez. El de “Ayú” le ganó la partida e impuso a su “delfín” Diódoro Carrasco Altamirano. Tuvo que esperar 6 años para alcanzar la gubernatura de Oaxaca (1998-2004) y dejarla en manos de Ulises Ruiz, quien venía fortalecido entonces por el que fue candidato del PRI a la presidencia, Roberto Madrazo Pintado; Ulises Ruiz se vio inmerso en la vorágine del 2006 que hizo entregar la estafeta priista a otro “priista camuflado”, Gabino Cué Monteagudo, que se escudó bajo la sombra de AMLO para mantenerse en lo que ha sido el peor periodo gubernamental que ha padecido Oaxaca en por lo menos 50 años, tanto, que José Murat reverdeció laureles al imponer a su hijo Alejandro Murat, como candidato, sin haber nacido en Oaxaca, pero con la juventud y carisma suficiente para imponerse en un estado hastiado de un cambio que nunca se dio.
A Gabino Cué ya no le tocó la Cuarta Transformación, pero si la protección de un presidente agradecido por los favores recibidos durante la debacle priista de hace dos años y medio.
Alejandro Murat tuvo que bailar al son de la 4T, no le quedó de otra, y lo que son las cosas, contó con el apoyo del presidente AMLO, quien consideró al Estado de Oaxaca como prototipo de su política social y económica. El joven Murat ha sabido acoplarse a los tiempos y quizá logre consolidar una gestión mucho mejor que la que le tocó ejercer a su padre. Su suerte política depende de ello, ya que es un activo joven de lo que queda del PRI en el país.
Sin embargo, “Papá Murat” no se ha quedado quieto y dentro de las filas de los remedos priistas, a falta de liderazgos políticos, es actualmente el guía político del tricolor, encauzando, ya no pactos, como el que ideó para el gobierno de Enrique Peña Nieto, sino alianzas y acuerdos que ya han ubicado al PRI al lado del PAN y del PRD para obtener curules y gubernaturas en las elecciones de junio próximo. Y aunque las perspectivas del PRI no son muy halagüeñas para conquistar posiciones, por lo menos el tricolor tendrá la oportunidad de mantener su supervivencia política.
Pero eso sí, en Oaxaca que es su bastión político, sigue avanzando en sus propósitos de poder logrando ya en primera instancia una alianza local entre el PVEM y Morena, en donde incrustó como senador de la república a Raúl Bolaños Cacho Cué, que puede ser la alternativa “priista” para dar seguimiento a la gestión y control político de su vástago en la entidad, por si el PRI perdiera en la sucesión gubernamental próxima. Con ello se denota que la dinastía Murat está jugando a “ganar-ganar” cubriendo no sólo el frente tricolor, sino el de partidos afines a los intereses Muratistas, como sin duda lo es el PVEM.
Es evidente que el panorama tricolor no es favorable, así lo ven también muchos ex priistas relegados por su partido, pero también lo observa igual quien tiene el control político en la entidad y por ello aprieta, cede y concilia en beneficio de sus intereses, que también apuntan más allá de territorio oaxaqueño y para ello encarrila a Alejandro Murat Hinojosa y al más pequeño, Eduardo Murat Hinojosa, quien pronto accederá a una curul plurinominal para no arriesgarlo a perder en un campo de batalla demasiado conflictuado y puntilloso.
Así José Murat Casab, se erige como un dinosaurio de la política nacional, guste o no guste su forma de hacer política, pero que le permite seguir manejando los hilos de la política priista a nivel estatal y nacional, y, lo que son las cosas, sigue tan campante…
.- Vox clamantis.
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