Sindicato Libertad

El candidato de Morena, Francisco Martínez Neri, junto a la dirigente de la Confederación Libertad, Guadalupe Díaz / Foto: Facebook de Guadalupe Díaz

Por Diego Martínez / @diegomtzsanchez

Oaxaca es un estado históricamente libertario, muestra de ello es que nuestra capital sea el “primer municipio independiente” de México, en cuyo centro histórico se redactaran -con la aportación de valiosos oaxaqueños- los Sentimientos de la Nación del generalísimo José María Morelos y Pavón, en donde se plasman las ideas fundamentales de un estado libre y soberano, así como de la libertad individual y colectiva, eje central de la dignidad humana. 

Con los años, Oaxaca se convirtió en un referente mundial de cultura, arte e ideología, siendo semillero de grandes políticos, escritores, prolíficos abogados, artistas, brillantes académicos e incluso, excelentes servidores públicos. Todo ello en torno a una mística sociocultural que daba a la entidad sureña grandes aires de solemnidad e imponencia. 

A pesar de los grandes y evidentes rezagos sociales, educativos y económicos con los que vivía y vive la mayoría de la población oaxaqueña. Poco a poco la tierra de Benito Juárez se convirtió en el centro de atracción para grandes fortunas y acaudalados empresarios que aprovecharon cada centavo y centímetro de influencia, para saquear no solo los bastos recursos naturales, también la mano de obra campesina e indígena, cuya necesidad los orilló a un esclavismo moderno, en la llamada tierra de la libertad. 

Pero con este abuso también comenzó la defensa de nuestros pueblos, o al menos, en un inicio así fue. Surgieron varios grupos, organizaciones y líderes regionales que agruparon a miles de inconformes para “luchar” por sus derechos. Con los años y muchos sacrificios, comenzó a haber resultados para la lucha, avances significativos en el sector magisterial, obrero, campesino e indígena; posicionando a la movilización social como un método efectivo para conseguir sus legítimos objetivos. 

Sin embargo, los intereses personales, de grupo y sobre todo económicos, comenzaron a dividir la lucha multiplicando rápidamente a las agrupaciones, algunas amparadas por liderazgos nacionales o históricos, y muchas otras, por los propios funcionarios de gobierno que debían mediar con ellos, buscando generar ingresos por medio del chantaje y la extorsión al estado, tomando como rehenes a la sociedad y dejando atrás los intereses de igualdad, progreso, desarrollo y libertad. 

Ejemplo de ello fue lo que ocurrió en el 2006 con la llamada Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, movimiento dirigido por seudo líderes al servicio del estado, en este caso, del gobernador saliente, José Murat Casab, que buscaba desestabilizar el gobierno de su sucesor Ulises Ruiz Ortiz, a través del caos y la anarquía social, sin importar que para ello debiera incendiar el estado y particularmente la capital. 

Al no conseguir derrocar a Ruiz Ortiz, tanto la APPO como Murat Casab, operaron para llevar al triunfo a Gabino Cué y derrotar al entonces candidato del PRI, Eviel Pérez Magaña. Con este supuesto triunfo social, comenzaría la “transformación” de Oaxaca, no obstante, Cué Monteagudo encabezó uno de los gobiernos más corruptos e incompetentes que ha tenido la entidad, que en ese entonces era sitiada y amenazada todos los días por esas mismas organizaciones que bajo las órdenes de dirigentes que de la noche a la mañana se convirtieron en exitosos empresarios, magnates inmobiliarios y hasta poderosos funcionarios, incluso diputados; violentaron los derechos de millones de oaxaqueños gozando de total impunidad. 

Dentro de todo este caos, llamó la atención el rápido y violento crecimiento del Sindicato Libertad, el cual atacaba violentamente a otros sindicatos y hasta a la sociedad; fueron vinculados con el crimen organizado e incluso con diversos homicidios, razones por las que algunos de sus exdirigentes están hoy presos. Pero el organismo sigue vigente y busca regresar al poder en el próximo proceso electoral, al igual que la vieja dirigencia de la APPO y otras agrupaciones afines. 

Ahora bajo la protección de Morena y su candidato a la ciudad capital, Francisco Martínez Neri, quien lleva en su planilla a miembros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, así como miembros reconocidos de la guerrilla. Neri también ha recibido el apoyo de la lideresa del Sindicato libertad, Guadalupe Díaz Pantoja, familiar de los líderes del Cartel del Istmo, hoy presos por crimen organizado. 

La relación del aspirante morenista con los movimiento sociales no es nueva. Así fue como se convirtió en Rector de la máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, a través de una toma violenta de las instalaciones y la amenaza con incendiar C.U. si no se le reconocía como triunfador en la elección que según los propios universitarios, había perdido frente a Leticia Toro, pero que por gracia y orden del entonces gobernador -José Murat- se reviró y benefició al hoy candidato. 

A la APPO la apoyó financiera y moralmente durante el 2006, movilizando sus grupos estudiantiles y sociales para crear o reforzar barricadas, así como aportando respaldo monetario para que continuaran las movilizaciones, apoyo que ha reconocido en más de una ocasión, escudado claro, en la legítima lucha social a pesar de que no existió un solo beneficio al pueblo de Oaxaca después de haber destruido la economía de toda la entidad. Daños que incluso hoy, no se han podido reparar. 

Quizás la relación más reciente podría ser con el llamado Sindicato Libertad, que ahora se escuda bajo el logo de la Confederación Joven CATEM, aunque esta gremial niega su relación a nivel local; sin embargo esta alianza obedece a diversos intereses, tanto las aspiraciones políticas de sus dirigentes, como al distanciamiento con el PRI tras el arresto de sus líderes, acusados de homicidio y vínculos con el crimen organizado. 

Con este escenario, parece que el ex rector de la UABJO está dispuesto a todo por llegar al poder, tal y como lo hizo su antiguo jefe, Gabino Cué, quien dejó un estado totalmente colapsado, mientras él continúa viviendo en total opulencia e impunidad, al igual que sus más cercanos colaboradores. Muchos de los cuales hoy respaldan el proyecto de Martínez Neri por representar la continuidad de lo que perdieron con la llegada de Murat Hinojosa, quien en un principio pactó con ellos, pero poco después decidió buscar el apoyo del presidente Obrador para que ordenara un alto al chantaje, aunque la orden disgustó a mas de uno que hoy busca atacar al Movimiento de Regeneración Nacional desde el interior. 

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