Ciudad de México.- Un reportaje de LatinUs, denunció un enriquecimiento inexplicable por parte de la Secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval y su esposo -también funcionario- John Ackerman.

De acuerdo a la investigación, la responsable del combate a la corrupción en el gobierno, sería la dueña de un patrimonio en inmuebles por 60 millones de pesos, cifra que no concuerda con sus ingresos familiares ni con su declaración patrimonial.

La pareja cuenta con al menos cinco propiedades adquiridas de contado en tan solo nueve años, periodo en el que ambos se desempeñaban como académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Estos departamentos y casas, los cuales han resultado en inversiones con grandes rendimientos, se encuentran en zonas de alta plusvalía en la Ciudad de México y en el municipio de Tepoztlán, Morelos.

Dentro del reportaje se destaca una propiedad en particular, la cual habría sido donada a Eréndira Sandoval por el gobierno de Marcelo Ebrard, entonces Jefe de Gobierno y hoy Secretario de Relaciones Exteriores.

El predio de 253 metros y ubicado en la colonia Pedregal de Santo Domingo Coyoacán, habría sido trasladado por el gobierno de Ebrard a Eréndira Sandoval en agosto de 2007, 13 años después de que el gobierno capitalino lo escriturara como propio, indica el documental.

Dicho terreno hoy está valuado en al menos seis millones de pesos.

Otra propiedad de la familia Ackerman Sandoval que destaca en la Alcaldía Coyoacán, es una casona de 480 metros cuadrados por la que pagaron cuatro millones de pesos, de acuerdo con datos del Registro Público de Propiedad de la Ciudad de México. Actualmente el costo ascendería hasta los 20 millones de pesos.

El costo total de las propiedades asciende hasta los 60 millones de pesos, según lo valuado en el mercado. Esta cifra es cinco veces mayor que lo que la funcionaria reportó en sus bienes inmuebles como miembro del gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Durante los 9 años en los que se registró la compra de contado de las seis propiedades, tanto Ackerman como Sandoval se mantenían con un salario de académicos de la UNAM.

Respuesta “institucional”

Por medio de su cuenta de Twitter, la Secretaria de la Función Pública compartió un comunicado oficial de la dependencia, justificando el origen de su fortuna y lanzando una amenaza explicita a lo que ella refirió como “sicarios de la información”.

En el documento oficial que compartió junto a su mensaje, la SFP declaró sin prueba alguna más que el oficialismo institucional, que el patrimonio inmueble de su titular, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, y de su esposo John Ackerman es resultado de su trabajo y de “bienes y recursos que han recibido en herencia y donación de familiares”, negando que hayan recibido “ningún bien inmueble como regalo o donación de funcionario público o político alguno, ni durante ni antes de ocupar su responsabilidad actual”.

La dependencia refutó una información que dio a conocer por el reportaje del medio LatinUs y “reprobó” “la utilización facciosa de información pública con el fin de intentar dañar la reputación” de su titular, y señaló que la difusión del domicilio y de “otros datos personales” de Eréndira Sandoval y su cónyuge “constituye una grave violación a su privacidad que además pone en riesgo su integridad física y el desarrollo de sus responsabilidades públicas”.

Respecto al “valor actual” de los inmuebles, la SFP resaltó que “son falsos y producto de meras especulaciones”, y recordó que los servidores públicos solo están obligados en informar sobre el precio que pagaron en la adquisición de los inmuebles, y no su “especulativo valor comercial”.

En cuanto al terreno, la dependencia planteó que se trata de la casa familiar de la secretaria, donde creció junto con sus padres e hijos, en la “emblemática” colonia de Santo Domingo, conocida “por sus luchas por el derecho a la vivienda”, por lo que “la regularización no fue un acto personalizado sino de aplicación general en beneficio de los habitantes de esta emblemática colonia popular de la Ciudad de México”.

Aparte, señaló que el terreno “fue escriturado a su nombre por ser la mayor de los tres hermanos después del lamentable fallecimiento de su señor padre”.

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