El Periodismo en México es una actividad de alto riesgo
Nada es más fácil que censurar a los muertos. Cayo Julio César
Es difícil comprender las razones que llevan a una persona a convertirse en periodista. Porque más allá de los famosos presentadores de televisión o los columnistas estrella de algunos medios de comunicación, que han logrado acceder a beneficios que la gran mayoría del gremio nunca llegaría a ver; la profesión no siempre es bien remunerada económica, laboral o socialmente.
Por el contrario, muchas veces tienen que sacrificar el tiempo con sus familias y poner “de su bolsa” para terminar esos reportajes que esperan, trasciendan en el colectivo social y pueda generar un cambio, justicia, atención o alguna demanda social que busca hacer eco por medio de las fotos, los textos y videos que miles de hombres y mujeres se esfuerzan en producir con la mejor calidad para ser escuchados, vistos o leídos en un cada vez más voraz mundo mediático.
Y además de todas las precariedades laborales que deben enfrentar, se suma el miedo por la inseguridad y violencia impune con la que están siendo silenciadas aquellas voces que se atreven a cuestionar a la autoridad, a exhibir al crimen organizado o a incomodar al sector empresarial cuando apoyan una causa social.
El “valor” de los periodistas no es económico, sino moral y social, porque su primer compromiso debe ser con la verdad y soportar todo lo que ello implica, desde amenazas, represalias y hasta el exilio o la muerte.
Su aportación al desarrollo de la sociedad no radica únicamente en la labor de informar y comunicar, se extiende a la de formar, educar y despertar conciencias provocando los cambios que permiten la evolución social. Porque la prensa libre es parte fundamental de la democracia, de la capacidad de decisión individual y colectiva; una herramienta indispensable para hacer valer el derecho del individuo sobre las instituciones, y una aliada en tiempos de descontrol y caos.
Sin embargo, su valor e importancia también han sido empleadas para malas prácticas, la denostación, la difamación y el chantaje por medio de la información también son prácticas habituales en algunos medios de comunicación, lo que ha provocado una desvalorización y pérdida de la calidad informativa, aunado al incremento de “comunicadores” que han aprovechado la exposición que permiten las nuevas tecnologías de la comunicación como las Redes Sociales, se han convertido en fuentes de referencia sin importar el rigor, la veracidad, objetividad o certeza de sus dichos, tanto para criticar como para alabar a uno y otro sector, dependiendo principalmente de quién sea el mejor postor.
No obstante, el verdadero efecto se nota en la marginación y olvido en la que se encuentran los verdaderos periodistas, aquellos que sí necesitan protección para desempeñar su labor, quienes sufren el acoso tanto de los grupos criminales, como de gobiernos, empresarios, políticos, funcionarios y hasta corporaciones de seguridad, quienes preferirían que no realizaran su “incómoda” labor.
De acuerdo a datos del Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, desde que inició la actual administración hasta el 27 de enero de este año habían sido asesinados 52 periodistas, a los que se suman los dos ocurridos en días posteriores.
Además, el funcionario reconoció que dichos crímenes son reflejo del alto nivel de impunidad, ya que el 90% continúa sin resolver, siendo solo cinco los que han logrado sentencias condenatorias.
Tan solo en las primeras semanas de este año, ya han sido asesinados seis comunicadores, uno en Veracruz, tres en Tijuana, Baja California; uno en Oaxaca y otro en Michoacán.
Y aunque la mayoría de las entidades son gobernadas por Morena, la violencia no es exclusiva de un partido; hace unos días otro periodista sufrió un atentado en Oaxaca, entidad que gobierna el Partido Revolucionario Institucional, al igual que en Quintana Roo, en donde el PRD ostenta el poder.
Las cifras de periodistas asesinados, sumados a los 97 activistas y defensores de Derechos Humanos, contrasta con los recursos que invierte la federación en el Mecanismo de debiera protegerlos.
Según el titular de la Unidad de Derechos Humanos y responsable del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, Irazoque Palazuelos, en los tres años del gobierno obradorista se han destinado $1,200 millones de pesos para el mecanismo, y este año se suma la histórica cifra de 388 millones, no obstante, los resultados son negativos.
“Hay que reconocer que hay grandes enemigos en la protección, en la amenaza y riesgos, entre ellos la impunidad, el crimen organizado, las autoridades locales, principalmente municipales que no solamente no asumen sus obligaciones de proteger, sino que son parte del problema”, sentenció Palazuelos al señalar que entre el 40 y el 50 por ciento de agresiones provienen de autoridades municipales. “Tenemos otro 30 por ciento de amenaza que proviene del crimen organizado”, agregó el funcionario al presentar un informe sobre el mecanismo a su cargo.
“Pareciera que las autoridades estatales y locales no están cumpliendo con sus responsabilidades, ya que lo que surgió como un Mecanismo extraordinario, se convirtió en la ventanilla única de atención o la única política pública para defender el tema”.
Otro dato preocupante que brindó el funcionario es que de todos los periodistas asesinados, solo siete estaban incorporados al Mecanismo de protección federal.
A ello se suma la continúa confrontación y estigmatización hacía los medios de comunicación y periodistas que se gesta desde las conferencias matutinas que brinda el Presidente Andrés Manuel López Obrador, en donde ha reconocido abiertamente el uso del aparato del Estado para investigar e intimidar a quienes critican o se oponen a su administración.
Al concluir el gobierno de Enrique Peña Nieto, uno de los más violentos contra la prensa hasta ese momento, el Mecanismo federal tenía bajo su protección a 758 personas entre periodistas y defensores de Derechos Humanos. Hoy son 1,508 de los cuales 495 son comunicadores, 155 mujeres y 360 hombres.
En respuesta a las constantes agresiones y los recientes asesinatos, el martes 25 de enero cientos de periodistas, acompañados de activistas y organizaciones civiles que defienden la Libertad de Expresión, se manifestaron en casi todas las ciudades del país, exigiendo justicia y respeto para desempeñar su labor, pero el grito de ayuda a la sociedad y el reclamo hacía las autoridades, pareciera que aún no ha sido escuchado o peor, que fue ignorado.
Hoy México es uno de los países más inseguros para ejercer el periodismo, sobre todo el de investigación. Alcanzando e incluso superando, el nivel de naciones como Afganistán, en donde el terrorismo, la guerra civil y los conflictos armados dominan el escenario.
“La vida de los periodistas de investigación es dura en este país, corroído por la corrupción y bajo la influencia de cárteles y narcotraficantes. Los asesinatos, los exilios y la autocensura se han convertido en la regla”, señala Reporteros Sin Fronteras en la edición 2021 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, en donde México ocupa la posición número 143 de un total de 180 países.
Y aunque en teoría nuestro país vive una realidad muy diferente, el crimen organizado, la corrupción y la impunidad se han enquistado tanto en la sociedad que gran parte ha preferido ignorar lo que en verdad sucede. Pero por más que se insista en negar el aumento en la criminalidad, en la impunidad y en la violencia, al igual que el fracaso de la estrategia en materia de seguridad, tarde o temprano la verdad sale a la luz gracias a la labor informativa de los medios de comunicación, pero sobre todo, por el compromiso de miles de hombres y mujeres que buscan construir un municipio, un estado, un país y un mundo mejor, defendiendo el derecho a la libertad de expresión y el acceso a la información.
De 2000 a enero de 2022, Artículo 19 ha documentado 150 asesinatos de periodistas en México, en posible relación con su labor. Del total, 138 son hombres y 12 son mujeres.
Cada semana ha sido asesinado un periodista en lo que va del 2022:
10 de enero fue ultimado José Luis Gamboa Arenas en Veracruz (Morena)
17 de enero fue asesinado Margarito Martínez Esquivel en Tijuana, Baja California (Morena)
23 de enero fue asesinada Lourdes Maldonado en Tijuana, Baja California (Morena)
31 de enero fue asesinado Roberto Toledo en Michoacán (Morena)
10 de febrero fue asesinado Heber López Vásquez en Oaxaca (PRI)
Nota: El 6 de febrero fue asesinado Marcos Islas Flores en Tijuana, Baja California. Aunque se dedicó a la labor informativa y es hijo de un reconocido periodista local, sus propios familiares reconocieron que se había retirado de la actividad periodística.
Cifras al 18 de febrero de 2022*