La informadora de la cadena Al-Jazeera cubría una operación del ejército israelí en Yenín cuando recibió un disparo en la cabeza pese a que portaba un chaleco identificándola como prensa. António Guterres, el enviado para la paz en Medio Oriente y los titulares de varias dependencias de Naciones Unidas urgen a una indagación inmediata de los hechos.
El Secretario General de las Naciones Unidas expresó consternación por el asesinato de la periodista palestina Shirin Abu Akleh, perpetrado la mañana del miércoles en Yenín, y exhortó a las autoridades relevantes a realizar una investigación “independiente y transparente” para garantizar que los responsables respondan ante la justicia.
En un comunicado, António Guterres dijo que “condena todos los ataques y asesinatos de periodistas y subraya que éstos nunca deben ser blanco de la violencia. Los trabajadores de los medios de comunicación deben poder hacer su labor libremente, sin acoso, intimidación o miedo”, puntualizó.
Guterres reiteró su convicción de que la prensa libre es esencial para la paz, la justicia, el desarrollo sostenible y los derechos humanos.
La periodista de la cadena de televisión Al-Jazeera se encontraba cubriendo una operación del ejército israelí en la ciudad de Yenín, al norte de la Cisjordania ocupada, cuando fue abatida con un tiro en la cabeza pese a que portaba un chaleco con la leyenda “prensa”.
Shirin Abu Akleh estaba acompañada por su productor Ali Al Samudi, quien también recibió una bala en la espalda y se encuentra estable
António Guterres envió sus deseos de pronta recuperación para Al Samudi.
El productor herido ha declarado que un grupo de siete reporteros que se encontraban en el lugar de los acontecimientos llevaban equipo de protección que los identificaba claramente como prensa .
Según testigos, el disparo que alcanzó a los informadores provino de los militares israelíes, pero Israel acusa a combatientes palestinos armados.
Al igual que Guterres, el coordinador especial de la ONU para el Proceso de Paz en Medio Oriente, Tor Wennesland, y la coordinadora humanitaria para los Territorios Palestinos Ocupados, Lynne Hastings, condenaron enérgicamente el asesinato.