Por Juan Carlos Hernández Ascencio

Pensar es difícil por eso que Ia mayoria de Ia gente prefiere juzgar: C.J. Yung

En Ia cotidianidad de Ia vida ordinariamente tenemos información al alcance de nuestras posibilidades, misma que nos es imposible dilucidar a plenitud y discernir sobre ella, es así entonces como ante la falta de tiempo, nos es más fácil tomar con cierto prejuicio dicha información y tomar una postura para opinar. El prejuicio es anterior a la experiencia con el objeto, sea el tema. Es una manera de ver un punto de vista adoptado, un concepto preformado, por eso el prejuicio quiere decir juicio previo.

Los estudios psicosociales ilustran mejor cuando en varios de ellos se trata del prejuicio como una predisposición o actitud negativa, a veces hostil y agresiva y cuyos comportamientos son aún motivo de investigación, esa así que a veces los estereotipos constituyen los elementos de formación de los prejuicios.

Por otra parte, también los prejuicios son elementos orientadores imprescindibles para nuestras actitudes frente a objetos del mundo externo, tanto para el comportamiento individual como el de índole social. Su importancia en la comunicación es notable ya que el proceso se rige por niveles de selección de mensajes conforme a patrones de orientación, entre ellos, se desempeña el prejuicio.

Sabemos entonces que, el elemento orientador vital llamado prejuicio, establece las referencias de los individuos por determinadas fuentes y su rechazo o indiferencia por otras. El prejuicio es también un poderoso mecanismo de selección de mensajes, contenidos, informaciones, en una palabra, las personas cuando piensan regularmente utilizan esta herramienta, llamada prejuicio, en sus decisiones sea para bien o para mal.

Ahora que, hemos de diferenciar el prejuicio con el juicio, pues mientras que el primero no cuenta con todos los elementos para realizar un juicio con total certeza, el segundo posee más información, a favor o en contra, buena o mala, y se aplica a más cabalidad puntualmente un juicio. De cualquier forma, siempre será mejor crearse un juicio contemplando la ética, la moral y encausado en busca de la verdad.

El punto es que hay moda en la actual sociedad en la crítica ácida de aseverar a veces acontecimientos o datos que no nos consta, pero que, si adoptamos de forma predeterminada para utilizarlo en la esfera del opinar, sin pensar un poco si con ello perjudicamos o no a otras personas; que difícil es pues el tomar parte de algo que no conocemos con total certeza y cuando se nos presenta simplemente usamos el prejuicio.

Lo sensato será mejor mantenerse bien informado, contrastar y analizar los datos que llegan a nuestro entorno, pedir consejo, razonar apropiándonos de la prudencia en el hablar, para luego mostrar ese conocimiento que nos traerá una mejor aceptación ante los demás y poco a poco crearnos una mejor peculiar forma de expresarnos, sin duda de que mostremos entereza en nuestro actuar y decir. ¿Y usted cómo hace para opinar? Usa de un sano juicio o le hace a prejuicio. La prudencia es una virtud. ¡hágale pues!

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