Hablemos de Política por Diego Martínez Sánchez
Los libros de texto gratuitos se convirtieron en la nueva polémica nacional al grado de ser señalados como parte de un proceso de adoctrinamiento comunista que busca imponer la Cuarta Transformación. Campaña creada por uno de los hombres más ricos del país y “asesor” empresarial del propio Presidente López Obrador.
Sin embargo, más allá de lo que pudiera ser considerado como una estrategia mediática, existen legítimos cuestionamientos sobre los contenidos de los ejemplares elaborados por simpatizantes de la ideología socialista, marxista y comunista, como ellos mismos lo han reconocido, incluso un exasesor del presidente venezolano Nicolás Maduro fue el coordinador del proyecto.
Por un lado, las imprecisiones históricas y científicas, que van desde información equivocada, hasta tomar como fuente la “voz popular” para manipular una visión del pasado sustentada en los dichos del propio mandatario federal y no en estudios documentados o hechos comprobados.
Además, para algunos docentes, los textos y ejercicios fomentan la división de clases y el encono social al confrontar a los niños por sus diferencias físicas y económicas, como su color de piel u origen étnico.
El nivel de rechazo ha sido tal, que en algunas escuelas públicas donde ya se estaban entregando los libros, los propios padres de familia intentaron regresarlos a la institución aludiendo tanto a la supuesta formación comunista, como a procesos de la “nueva escuela mexicana” que chocan con la educación tradicional y lo que algunos sectores conservadores califican como valores familiares, al incluir educación sexual y la ideología de la diversidad de género desde los primeros grados escolares.
No obstante, la mayor defensa que han emprendido los opositores a los libros de texto ha sido un amparo otorgado por el Poder Judicial, para detener su distribución, ya que existen violaciones al proceso que establece la ley para la elaboración de dichos materiales, el cual fue ignorado por la SEP.
Esto ha servido para que estados gobernados por la oposición como Chihuahua, Guanajuato y Jalisco, emprendieran sus propias estrategias educativas y amparados en el mandato judicial, no entreguen los textos a las escuelas.
La presión social y jurídica hizo eco en Palacio Nacional al grado que el mandatario federal, tras defender su propuesta educativa; aceptara que existen áreas de oportunidad para mejorar, aunque este año no será. Lo que agravará el daño ocasionado por la pandemia y sus efectos en el nivel educativo de millones de niños, niñas y adolescentes que una vez más, deberán aceptar las decisiones de los adultos que si bien no entienden al cien por ciento, les afectan directamente. Así como al futuro del país.
Otro futuro que pareciera incierto, es el del empresario y multimillonario Ricardo Salinas Pliego, uno de los hombres más ricos del mundo y quien desde hace algunos meses, mantiene un frente abierto con varios representantes de la 4T y otros movimientos políticos, a quienes llama “gobiernícolas”, denunciando por medio de sus redes sociales y corporativos mediáticos, abusos de poder y actos autoritarios por parte de los gobernantes.
Tal y como lo hizo con los libros de texto, lo que le ganó la enemistad con el ala más radical del movimiento de regeneración nacional, cuyos miembros dentro del gobierno federal no temen en usar su poder para que el aparato del Estado sirva a sus intereses personales cuando se sienten aludidos. Como la Senadora Citlalli Hernández, quien denunció a Salinas Pliego ante el Instituto Nacional Electoral por Violencia Política de Género, queja que fue aceptada y avalada por el INE, ordenando al empresario que eliminara las publicaciones que hacían alusión a la legisladora, en su cuenta personal de Twitter.
Desde insultos “disfrazados” y otros muy directos respecto al aspecto físico de la también Secretaria General de Morena; hasta señalamientos por corrupción, son los temas que según el INE, podrían incurrir en violencia política de género de parte de Salinas Pliego hacia Citlalli Hernández.
No obstante, el ataque más grave parece ser a la libertad de expresión de quienes no piensan o comulgan con Morena, quienes dan muestra de que su incongruencia no tiene límites, ya que han sido ellos los primeros en atacar, insultar y denostar a sus “opositores”, haciendo de lado que si bien existe violencia en contra de la Senadora, no se explica por qué interviene un órgano electoral y por qué se considera “violencia política de género”.
Por ello, emulando a su “amigo” el presidente quien ha decidido ignorar una sanción similar por parte del INE por atacar a la también Senadora Xóchitl Gálvez desde el púlpito presidencial y empleando recursos públicos; el empresario fue tajante al decir que no borrará ni una coma, declarando una “guerra” mediática y jurídica al gobierno y a los morenistas.
Y aunque el primer mandatario lo ha defendido incluso de los ataques de sus propias huestes, Ricardo Salinas Pliego es consciente que podría enfrentar la venganza del “Estado”, como lo han hecho otros grandes empresarios que pasaron de la riqueza y el poder, a la pena y olvido, por lo que seguramente ya prepara una fuerte ofensiva para evitar que se repita la historia del fundador de “los Soles”, José García Valseca, quien a partir de una fractura con el entonces presidente Luis Echeverría, ocasionada por intrigas de funcionarios que mantenían conflictos con el empresario, perdió todo lo que construyó durante décadas.
Otros que podrían perder lo poco o mucho que han podido construir, son los integrantes del Partido de la Revolución Democrática, aquel bastión ideológico para los personajes más brillantes de la oposición mexicana moderna, pero que gracias al desgaste, la corrupción y la complicidad, se ha convertido en un agonizante remanente de lo que alguna vez fue el PRD.
Muestra de ello es su exclusión en el proceso de selección interna del llamado Frente Amplio por México, alianza política que formaron con el PRI, PAN y grupos de la sociedad civil, para pelear contra Morena en el 2024.
De acuerdo a los lineamientos establecidos por el Frente, los contendientes debían juntar al menos 150 mil firmas de apoyo a su proyecto para avanzar a la segunda etapa de selección, sin embargo, solo los candidatos de Acción Nacional, Xóchitl Gálvez y Santiago Creel, así como del PRI, Beatriz Paredes y Enrique de la Madrid, avanzaron en el proceso, dejando a Silvano Aureoles y a Miguel Ángel Mancera, representantes del perredismo, fuera de la contienda.
Los resultados fueron criticados por los afectados y advirtieron que denunciarán irregulares ante las autoridades electorales. Incluso al interior del Frente Amplio por México, las designaciones han sido al menos, cuestionados, por un importante sector. Ya que para muchos resulta difícil creer que los aspirantes del PRD hayan sido desplazados tan fácilmente, esto al considerar que ambos a diferencia de al menos dos de sus compañeros de otros partidos, han ganado elecciones en las urnas. Aureoles como gobernador de Michoacán y Mancera como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, cargo que heredó de su exjefe Marcelo Ebrard.
Pero más allá de si el PRD pelea las posiciones o decide abandonar el Frente -escenario casi descartado por los acuerdos de sus dirigencias nacionales y la necesidad del Sol Azteca por sobrevivir- el verdadero cuestionamiento que debieran hacerse los militantes y simpatizantes del Partido de la Revolución Democrática, es si aún tienen algo que ofrecer.
Tras su casi completa desarticulación para crear Morena, el PRD está a punto de desaparecer porque no ha sabido reponerse del duro golpe que su exdirigente Andrés Manuel López Obrador les asestó al llevarse a prácticamente todas sus dirigencias y militancias en el país, dejándolos sin cargos de representatividad, mermando su presupuesto y operatividad. Así como su “legitimidad” para defender los intereses de la “izquierda mexicana”.
Para sobrevivir, el PRD debe reinventarse, tal y como lo intentan hacer el PRI y el PAN; el primero al retomar la fuerza de su mejor era desde la oposición, con Beatriz Paredes Rangel. Líder histórica del Partido Revolucionario Institucional, y la segunda mujer en la historia del país, en gobernar una entidad federativa, su natal Tlaxcala.
Por su parte, Acción Nacional encontró una mina de votos en la Senadora Xóchitl Gálvez, quien con su peculiar estilo ha logrado posicionarse rápidamente en la mente del electorado, sobre todo de aquellos que de alguna forma se sienten indignados con el actual gobierno y sobre todo con el titular del Ejecutivo.
Estamos a menos de un año de “la elección más grande de la historia de México” como la ha calificado el INE, en donde podrán participar más de 98 millones de electores a través de 170 mil casillas únicas que se instalarán en todo el territorio nacional y que serán atendidas por 1 millón 530 mil 27 funcionarios y funcionarias. Todo ello para elegir 20 mil 263 cargos en todo el país.
A nivel federal se votará por un nuevo titular del Poder Ejecutivo y para renovar el Congreso de la Unión, integrado por 128 Senadores; 64 por mayoría relativa, 32 de primera minoría y 32 de representación proporcional y, por 500 Diputados; 300 por mayoría relativa y 200 plurinominales.
También se elegirá la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y ocho gubernaturas: Chiapas, Jalisco, Morelos, Puebla, Guanajuato, Tabasco, Veracruz y Yucatán. Y los más de 19 mil 600 cargos restantes, se distribuyen entre los Congresos locales de 31 estados y los Ayuntamientos y Alcaldías de 30 entidades federativas. En los próximos días se discutirá y en su caso, aprobará el presupuesto para este ejercicio democrático, el cual podría ir de los 25 mil millones de pesos hasta los casi 38 mil millones.
Esto nos dice que hay mucha tela de donde cortar y la Presidencia no debe ser la única prioridad, sobre todo para las estructuras locales que cada vez están más aisladas y abandonadas, tanto moral como económicamente hablando, lo que abre las puertas para nuevas negociaciones con los gobiernos en turno, la mayoría conquistados por expriistas y experredistas, de la mano de Morena. Escenario que podría servir para recuperar posiciones ante la división interna que vive la Cuarta Transformación, pero de ello hablaremos en otra entrega.