5 diciembre, 2024 2:05 PM
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Por Juan Carlos Hernández Ascencio

La congruencia lo es todo en las personas, las define las hace valer y trascender de una u otra forma en cada acto consciente de cada día, se saben más íntegras, al menos buscan la perfección al alcance de sus posibilidades mediatas e inmediatas. Por ello las mejores personas que conocemos son las que poseen mayor grado de empatía, honestidad, valores que se relacionan con la bondad y disímbolas virtudes, así entonces la vida es un reto para cada uno de nosotros, por lo hay que aprovecharla.

La realidad que esperamos en el futuro inmediato del país en términos llanos es la congruencia en el decir y en el hacer, de cada integrante de los entes públicos, pero también de los privados, la propuesta de la primera premisa: obrar en términos libres y congruentes sin lo cual no hay ninguna oportunidad de crecimiento. 

Cierto es que la política se hizo para los políticos, empero la ciudadanía debería estar inmersa en el día a día en los acontecimientos que le atañen pues la cosa pública es intrínseca a cada individuo. Nadie somos ajenos a las repercusiones de las decisiones, en ellas lo mejor seria pensarlas bien y no darle entrada el error, aunque eso será poco posible, pues es de humanos errar, sin embargo, se deberá buscar ser precavido, en lo posible. 

Son ahora momentos aciagos, quizá en algunas latitudes del país más y en otras menos, y es ahí donde la resiliencia se debe conservar a pesar de las amenazas, pero cuidar entonces de conservar las fortalezas que hay y con lo que se cuenta según la condición humana, estar atentos a no tener escrúpulos ni tampoco conciencia laxa, ambos son radicales en el comportamiento de los individuos y no ayudan a equilibrar la conducta, el raciocinio y menos a mejor actuar, en la inteligencia de que la congruencia debe ser de tal manera pulcra, participativa en temas de relevante interés para beneficio propio. 

Este país necesita un ápice de congruencia al menos en el desarrollo de las políticas públicas y en las prácticas de la administración pública, ello seguro ayudará a entender mejor las diversas formas de pensar en lo que respecta al servicio del usuario común que es el ciudadano de a pie. Pedir congruencia no es mucho si no lo menos a quien posee una responsabilidad para que se haga cargo de ella, con ética profesional en todo su desempeño. 

Hay fortalezas sin duda, pero también hay muchos faltantes, esperamos con elocuencia y perspicacia aguda alguien asuma su rol en la sociedad para ayudar a que existan más y mejores oportunidades, así preservar en lo que haya bueno y que sea consistente tenga claro que es y cómo funciona, y como debería estar funcionando en México. Usted mientras tanto busque y practique la congruencia al por mayor y no se quede con un ápice. ¡Hágale pues! 

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