Por Juan Carlos Hernández Ascencio
Cómo visualizar una sociedad cómplice de la violencia, en estos tiempos tan cambiantes y “modernos” pensemos, importa más saber de los temas que a veces son ignorancia y se justifica la violencia implícita por el qué dirán. Las mujeres en ello han sido las más afectadas, sin importar que la educación es de todas y de todos, pero se señala por desgracia, en cada espacio y momento.
Particularmente las comunidades indígenas que, por sus usos y costumbres han sometido por largos años a sus propias comunidades de mujeres a casarse en plena juventud, sin saber de qué responsabilidad se están haciendo sujetas en ese acto. Nombrar y visibilizar los temas tal cuáles son, sin agenda previa sin prejuicio sino solamente con el valor moral y caritativo que debe hacerse, es la premisa mayor.
Identificar las violencias a las que estamos expuestos y qué tipos de violencia se están presentando es lo apremiante hoy día; somos una generación que creció con historias románticas entre nosotros con productos culturales que nos “acomodan” un día sí y otro también. Triste pero cierto. Todo ello afecta nuestros procesos del cuidado colectivo. Hay que compartir la carga de atención y cuidado en el entorno familiar sobre el tema de no generar violencia ni psicológica, ni menos física. Ha de instaurar las instituciones que correspondan en hacer ejercicios de prevención de la violencia, y no justificar ningún acto incómodo por el acto de “amor”
En el entendido de que violencia es todo lo que provoca dolor y sufrimiento en la otra persona. Hay que revisar el uso de esta palabra y generar un proceso de cambio alejándose de los temas que replican el daño. De ahí el cuidado de evitar los “productos culturales” que nos invitan a incentivar estás conductas sujetas a violencia. Nada más vea la barra de programación de entretenimiento en los medios de comunicación del mundo entero.
El tema por sí mismo es muy complejo, algo así como una madeja de hilo sin principio o fin, empero la educación desde casa es donde inicia el respeto hacia unos con otros, hombres a mujeres y viceversa. Entonces hacerse de políticas públicas para más protección de las mujeres por etapas y bien planteadas y planeadas, en que regularmente son más afectadas.
Fueron 2 mil 877 los expedientes en el pasado sexenio incrementado con respecto a otros años. No es cosa menor, no lo es. Un tema pendiente es también la violencia política contra las mujeres, que se ha conocido por ejemplo en cada proceso electoral. Ya hoy está tipificado por un trabajo de muchos años, y dónde ya se ha institucionalizado ello con perspectiva de género. La importancia de que las mujeres hablen y pongan el tema en cada etapa de precampaña y luego campaña, es de relevante importancia; estas situaciones adversas se han dado gracias a la resiliencia y han tenido la oportunidad de participar en política hoy día.
Detener la violencia para ganar con la sociedad tanto las mujeres como los hombres; ambos deben transitar por el país en una situación de oportunidades y prevenir cualquier tipo de violencia para un mejor vivir, pues maravillosamente son complementos necesarios para convivir en sociedad, sin aceptar ser cómplices de ninguna tendencia que afecte la paz social. ¡Sea pues!
*El autor es Master en Gestión Social y Políticas Públicas.