por Horacio Corro Espinosa
¿Se acuerdan que la presidenta municipal de Huajuapan, Juanita Cruz, dijo que en ese municipio ya no había camas para atender más casos de COVID? Pues sus palabras tuvieron una razón. Me explico.
Hace días falleció de COVID un primo del Síndico municipal Pablo Crespo de la Concha.
Por órdenes del síndico y la presidenta municipal, los bomberos de la ciudad de Huajuapan, tuvieron que participar en el traslado de ese familiar al hospital, cuando esa ambulancia ni los bomberos están equipados ni capacitados para meterlos en casos de auxilio COVID. Pero como se trató de un familiar de la autoridad, los elementos tuvieron que someterse.
Después de recoger al enfermo en su casa, se dirigieron a Salubridad, donde supuestamente ya lo estaban esperando los médicos y tenían una cama dispuesta. Al llegar a la clínica, no recibieron al enfermo porque no tenían espacio para nadie, y además, porque en la llamada recibida les habían dicho que llevarían a un paciente para valoración, pero nunca les informaron que llevaban a alguien en punto terminal.
Cuando llegó la ambulancia al hospital, en ese momento los médicos estaban desayunando, y por lo mismo, no estaban preparados para recibir a nadie. Dicen que los trajes que utilizan se los quitan después de jornadas de 16 horas o más, y es el tiempo que ocupan para comer y realizar sus necesidades. Pues en lo que se volvieron a vestir y llegar a la ambulancia, se encontraron que el paciente ya estaba muerto.
Mientras llegaban los médicos, el Síndico municipal de Huajuapan, Pablo Crespo de la Concha, obligó a los bomberos a que reanimaran a su familiar con maniobras cardíacas y respiratorias. Su investidura estuvo todo el tiempo sobre los bomberos, y los puso en grave riesgo. Hoy, toda la corporación espera que en unos días más comiencen a aparecer los síntomas de esta enfermedad.
Después de que reanimaron un poco al familiar, pasaron la camilla por el túnel sanitizante ―ese que puso Juanita en el mercado Zaragoza y no funcionó―. Pues cuando iban a la mitad del túnel se volvieron a complicar las cosas y el enfermo murió.
Otra familiar del recién fallecido, después de escuchar que el hospital no podía recibir al cadáver, se le fue encima a una doctora y le desgarró el traje protector. Eso fue un escándalo, mientras los bomberos seguían allí parados sin saber qué hacer con la camilla que se había quedado en medio del túnel.
Entonces, el poderoso Síndico municipal, le habló al Ministerio público, donde le dijeron que no estaban levantando fallecidos COVID.
Por un lado, los médicos pedían que se sacara del túnel al recién fallecido, y los familiares se negaban a hacerlo hasta que encontraran una solución de qué harían con el cuerpo.
A alguien se le ocurrió que llamaran al médico tratante para que expidiera el certificado de defunción. Hasta entonces sacaron la camilla del túnel, la subieron a la ambulancia, y se la llevaron a su casa.
Como resultado de todo esto, cuatro días después, la autoridad municipal convocó a una reunión con el Consejo de salud, que por cierto, Juanita no estuvo presente, sólo el director de salud, el doctor Vieira. Después de esa reunión, la presidenta dijo en sesión de cabildo, que no había camas en ningún hospital. En realidad, eso fue una acusación contra todos los hospitales COVID por no atender al familiar del Síndico.
Así pues, el síndico utilizó su investidura para tratar de presionar a los médicos y atendieran a su familiar a toda costa, así como utilizó a los bomberos para que transportaran y le dieran RCP a su familiar sin ninguna protección.
Lo que hace el poder.