- La destrucción de México y Oaxaca es una maniobra diabólicamente perversa de los poderes ocultos que manipulan al gobierno de Andrés Manuel López Obrador desde el imperio norteamericano, entre otros, Trump y BlackRock.
- Con la llegada de los efebos echeverristas, conocidos popularmente como Los Gitanos, encabezados por Heladio Ramírez López, inició la destrucción de la Gran Señora del Sur. Pueblo y gobierno nos convertimos en indignos y cobardes.
Por Alfredo Martínez de Aguilar / @efektoaguila
Ya nada será igual en el mundo. Sin embargo, la peor ironía es que todo cambiará, para que nada cambie. Todo seguirá igual de mal, seguramente peor. Gatopardismo puro a nivel global.
Claro, los súper ricos, los plutócratas que gobiernan e imponen el Nuevo Orden Mundial son ya más ricos entre los ricos. Cruelmente, los pobres globalizados son más pobres entre los pobres.
Poco o nada cambiará el mundo el día después de la crisis humanitaria. Porque poco o nada cambiarán las actitudes de los seres humanos. Subsistirán la soberbia y la avaricia mayúsculas.
Hay una verdad axiomática incontrovertible. Para que el actual estado de cosas caóticas cambie globalmente debemos cambiar todos de manera individual, familiar, social y nacionalmente. No lo hacemos ni lo haremos de manera mayoritariamente masiva, y menos en Oaxaca.
Desde hace medio siglo el poder corruptor de la corrupción pudrió a pueblo y gobierno de Oaxaca.
Aun cuando ya nada será igual, lo peor es que casi todo seguirá siendo igual. Persistirá el círculo vicioso y perverso de la miseria e ignorancia. Y será así porque no desaparecerá la desigualdad.
Por el contrario, cada día aumenta la pobreza extrema a grados inhumanos. Irónica y cruelmente los ricos de la mafia del poder del PRIAN son más ricos. Ahora son asesores cómplices de la 4T.
En México en general y de manera particular en Oaxaca llueve sobre mojado. Es resultado del agravamiento de la crisis económica con la quiebra y cierre de miles de las Mipymes en México.
Una de sus principales secuelas terroríficas será el disparo exponencial de millones de desempleados y subempleados y el consecuente crecimiento de la espiral de la violencia brutal.
La anarquía junto con la inseguridad y violencia, se han convertido vía las amplias redes de corrupción, complicidad e impunidad, en las principales fuentes de riqueza en México y Oaxaca.
Es una maniobra diabólicamente perversa de los poderes ocultos que manipularon al PRIAN y hoy a Andrés Manuel López Obrador desde el imperio del norte, entre otros, Trump y BlackRock.
Lo peor del lumpen proletario, patológicamente obsesionado en tomar por asalto el poder, apoyaron electoralmente a López Obrador, destacadamente los activistas y milicianos de la CNTE.
Igual lo hicieron en Oaxaca las organizaciones sociales, muchas de ellas radicales, brazo político de los grupos armados que operan en el territorio estatal con la complicidad gubernamental.
Afortunadamente, no hay mal que por bien no venga. El obligado y prolongado confinamiento ha traído consigo trascendentales consecuencias, personales, familiares, sociales y nacionales.
Al quedarnos aislados socialmente en el hogar, más temprano que tarde, a querer o no, nos guste o no, nos enfrentamos a nosotros mismos a solas, ante la creciente incertidumbre por venir.
Aprovechemos ese estado de ánimo para hacer un examen de conciencia con toda integridad, es decir, con plena honestidad intelectual, porque no podemos engañarnos a nosotros mismos.
Hagamos un balance objetivo y realista. Para volver la mirada atrás y analizar qué hemos hecho bien y mal a lo largo de nuestra vida y, ante todo, porque ha ocurrido así, y no de otra forma.
Sin malentendida modestia, porque ésta es pretexto de los tarugos para justificar sus yerros, analicemos nuestras fortalezas y debilidades, ventajas y desventajas, para saber quiénes somos.
Pero más importante todavía es saber qué queremos y cómo nos visualizamos en cinco, diez o veinte años, a efecto de definir un proyecto de vida y aprovechar nuestras oportunidades.
Es simplemente realizar un análisis FODA personal y familiar, analizando nuestras características internas, Fortalezas y Debilidades; y nuestra situación externa, Oportunidades y Amenazas.
Al concluir el análisis personal y familiar, hagamos un acto de contrición con toda humildad y sencillez, para perdonar nuestros yerros y hacer el firme compromiso de enmendarlos para crecer.
Solo corrigiendo nuestras fallas lograremos influir y contribuir a cambiar el entorno social y nacional. Esta actitud es vital, cuestión de vida o muerte. El panorama es sumamente sombrío.
En este sentido, se inscribe pedir perdón a Oaxaca, nuestra madre y casa común, porque por nuestra apatía, cobardía o complicidad hemos permitido su destrucción desde hace 50 años.
Con la llegada de los efebos echeverristas, conocidos popularmente como Los Gitanos, encabezados por Heladio Ramírez López, inició la actual destrucción de pueblo y gobierno.
Salvo cada día menos honrosas excepciones la inmensa mayoría de los mexicanos y oaxaqueños, hundió la cabeza en el suelo como los avestruces, y se refugió en el dejar hacer, dejar pasar.
En el mejor de los casos la falta de compromiso y participación social buscó el pretexto de dedicarse a hacer lo mejor posible su trabajo. Pero la terca realidad se impuso, hoy, eso no basta.
Como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia desde que el hombre apareció sobre la faz de la tierra, lo peor han sido las traiciones a Oaxaca, como ocurrió en el conflicto de 1976-1977.
Para seguir haciendo negocios, los dirigentes empresariales de la época vendieron a la Federación el movimiento popular para apoyar al más honesto de los Gobernadores, Manuel Zárate Aquino.
Esos dirigentes lo hicieron a cambio que la Secretaría de Hacienda perdonara sus delitos por evasión de impuestos y lavado de dinero en sus conocidas empresas, ahora, ya desaparecidas.
El prefabricado conflicto, se replicó 29 años después en 2006 con la creación de la APPO y la aparición de mercenarios como Flavio Sosa, y Comuna, ex panista, ex perredista, hoy morenista.
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