Foto: El País

El Zumbido del Moscardón, por Alejandro Leyva Aguilar

Ayer domingo tres de mayo, conmemoramos en MÉXICO y en el mundo, el día internacional de la libertad de prensa. La conmemoración data del año de 1993 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas da iniciativa a los países miembros de la UNESCO, para decretar el tres de mayo como el día internacional de la Libertad de Prensa.

Con la idea de fomentar esta libertad en el mundo al reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática, la Asamblea General de las Naciones Unidas rinde tributo a los numerosos periodistas al rededor del mundo, que por decisión profesional ponen en peligro sus vidas, en el esfuerzo de informar a sus sociedades y de promover el libre flujo de información.

Aquí, algunos temas que se han tratado en este día de la libertad de prensa en la UNESCO: “los medios de comunicación y los conflictos armados”, “cobertura de guerra contra el terrorismo mundial”, “medios de comunicación y buen gobierno”, “los medios de difusión como impulsores del cambio” y en este 2020 “los medios de comunicación ante la pandemia del COVID-19”.

He leído varías veces el Manual de Periodismo que escribiera Vicente Leñero y Carlos Marín y ahí aprendimos que los medios electrónicos, tienen de alguna manera comprometida su autonomía editorial puesto son concesiones que hoy otorga un órgano autónomo, pero que en su origen son del gobierno federal, así que con una llamada de gobernación al dueño de la concesión, la libertad de prensa puede quedar sepultada como ha sucedido con varios titulares de noticieros en nuestro país.

No así los medios impresos que son empresas privadas, pero el problema es la subsistencia de los mismos que dependen casi exclusivamente de la publicidad generada por el gobierno de México, amén de la carestía de los insumos para la impresión de revistas y periódicos.

Sin embargo, las nuevas tecnologías de la información, las redes sociales han hecho que tanto los medios electrónicos como los impresos, tengan que evolucionar y adaptarse a la nueva realidad global de la inmediatez de información, la Big Data y la posverdad, fenómenos que al menos en la elección de 2012 no se presentaban en nuestro país.

Hoy, cualquier ciudadano sin título de periodista con un teléfono inteligente, puede volverse un comunicador en potencia si está en el momento, en el lugar y la hora indicadas. La elección de 2018 no ha tenido parangón respecto del uso masivo de las redes sociales para crear, no una realidad, sino una percepción de la realidad que es justamente lo que conocemos como la posverdad.

Quiero llegar a la definición de la posverdad y la influencia que puede tener el ejercicio del poder público, en esta época poco conocida y estudiada. La Real Academia de la Lengua Española dice que la posverdad es “la distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales” y señala: “los demagogos son maestros de la posverdad”.

Aquí surge una pregunta ¿cuánta Libertad de Prensa hay en México si nos gobierna un demagogo experto en la mentira, una persona que siempre “tiene otros datos”?

En el día de la libertad de prensa mundial, conmemoramos a los periodistas asesinados y justamente en 2019 Antonio Guterrez Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas nos informaba cómo la demagogia usaba justamente las nuevas tecnologías para alimentar el odio y la violencia.

Don López en sus arengas mañaneras, precisamente en el tema de la Libertad de Expresión, divide a los periodistas “fifí” de los “honestos”, a los primeros nos califica de “conservadores”, a los segundos de “liberales” y hay una ubicación a ultranza: los que hablan mal de su gobierno, están mal; los que lo adulan como Lord Molécula, tienen razón.

Y fíjense lo qué pasa cuando una persona que no acepta críticas, amordaza violentamente la Libertad de Prensa. Según Reporteros Sin Fronteras y varios medios internacionales como la autónoma BBC de Londres, México es el país sin guerra, más peligroso para ejercer el periodismo, solo detrás de Afganistán y Siria.

Reporteros sin Fronteras considera a México así porque solo en lo que va de la administración de don López han muerto: Alejandro Márquez de “Orión Informativo”, Diego García Corona de “Semanario Morelos”, Rafaél Murúa de “Radio Kashana” (este supuestamente el gobierno federal lo protegía), Samir Flores de “Radio Amiltzinko”, Santiago Barroso de “Noticias Red”, Telésforo Santiago de “Estéreo Cafetal 98.7” (paisano Oaxaqueño), Francisco Romero de “Ocurrió Aquí”, Norma Sarabia de “Semanario Chontalpa” (paisana de López), Rogelio Barragán de “Guerrero al Instante”, Édgar Nava de “la Verdad de Zihuatanejo”, Jorge Celestino Ruiz del “Gráfico de Xalapa”, Nevid Condés Jaramillo del “Observador del Sur”, Erik Castillo de “Discovery Latinoamérica”, María Elena Ferral Martínez de Veracruz y Víctor Fernando Álvarez de Guerrero. Todos ellos asesinados entre el 2 de diciembre de 2018 y el 2 de abril de este 2020.

Vaya una plegaria para estos compañeros y los que no sabemos que entregaron su vida por la libertad de prensa, una libertad que nos toca proteger con valor y decisión y con un profundo profesionalismo, a pesar de los demagogos, a pesar de las amenazas, a pesar de chairos, ignorantes y miopes que creen como borregos en la percepción y no en la realidad.

#quedateencasa
@leyvaguilar
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