- A nuestro juicio, por encima de los megaproyectos de la refinería de Dos Bocas y del Tren Maya, el megaproyecto más importante por razones geopolíticas estratégicas es, a querer o no, el Corredor Interoceánico.
- Junto con una serie de importantes obras marítimas, portuarias e industriales, el Corredor Interoceánico cambiará el rostro de la pobreza y marginación en la región del Istmo otrora importante polo de desarrollo.
A raíz de la mala lectura sobre la renuncia de Heliodoro Díaz Escárraga a la representación de Gobernación en Oaxaca, por el rechazo de Morena, resurgió el cuestionamiento sobre El Milagro Oaxaqueño.
Los corruptos que buscan la gobernación por Morena cayeron en la provocación y mordieron el anzuelo que les tendieron y su negro historial nuevamente fue exhibido de cuerpo entero como incendiarios.
Heliodoro es un muratista leal, químicamente puro. Sabía el riesgo al que se exponía. Aceptó correrlo y aparentemente perdiendo, en realidad, ganó como lo confirmará próximamente el tiempo. Pero esa es otra historia.
En tales condiciones, no hay derrota de los Murat ni mucho menos es un fracaso El Milagro Oaxaqueño. Prueba fehaciente de su plena vigencia es el Programa de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec (PDIT).
Y de manera especial, el avance del proyecto del Corredor Interoceánico, con la consolidación del Consejo Regional de Atención Social en los once municipios de la primera fase, en ocho de los cuales pasa el Ferrocarril del Istmo.
Junto con una serie de importantes obras marítimas, portuarias e industriales, el Corredor Interoceánico cambiará el rostro de la pobreza y marginación en la región del Istmo otrora importante polo de desarrollo.
Es de prever que la modernización del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, concesionado a Carlos Slim Helú, detonará el crecimiento y desarrollo de Oaxaca y Veracruz al reactivar la economía, a través de la inversión y generación de miles de empleos.
A ello se suma de forma obligada la próxima conclusión de la supercarretera al Istmo de Tehuantepec, también concesionada al hombre más rico de México, quien realmente tiene visión de futuro en materia de meganegocios.
A nuestro juicio, por encima de los proyectos de la refinería de Dos Bocas y del Tren Maya, el megaproyecto más importante por razones geopolíticas estratégicas, presentes y futuras en el marco de la guerra comercial Estados Unidos-China, es el Corredor Interoceánico.
De entrada, no hay que perder de vista que a querer o no, guste o no, el Corredor Interoceánico se convertirá en el muro que físicamente no ha podido construir el presidente de Estados Unidos, Donald Trump en la frontera norte.
De tal manera que, no es exagerado señalar que con el Istmo mexicano, oaxaqueño y veracruzano, la política antimigrante de Donald Trump contará, en realidad, con dos muros, sumando el natural de la frontera con Guatemala.
Éste invaluable servicio se inscribe en las razones geopolíticas estratégicas económico-militares por las que es más trascendente y trascendental a nivel global el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Con sobrada razón el Gobernador Alejandro Murat estima que en 2050 generará de 100 a 188 billones de dólares y anunció que el Corredor Interoceánico potencialmente aportará 1.6 por ciento del producto interno bruto (PIB) nacional.
El principal impacto económico será para la región del Istmo, el sur de Veracruz y la península de Yucatán, lo cual pondrá fin al crecimiento asimétrico del país, al contraste entre el norte de México desarrollado y el sureste subdesarrollado.
La previsión es que 30 por ciento de las mercancías que hoy pasan a través del Canal de Panamá y una parte importante de las rutas de Vancouver, San Diego y Los Ángeles se envíen por el corredor, de 300 kilómetros.
Asimismo, no sin razón el mandatario oaxaqueño resaltó en entrevista con La Jornada, que parte fundamental del proyecto es la inclusión social, es decir, la participación de las comunidades indígenas. Es un acto de estricta justicia.
Se trata de generar las condiciones que permitan consolidar el proyecto, atendiendo primero las necesidades sociales y retos de la región y los ciudadanos. Hay cuatro puntos fundamentales en el pacto: generar la infraestructura productiva, social, urbana y medioambiental como parte del programa de inclusión social.
Lo relevante es que los ciudadanos sean los grandes protagonistas de esta historia de desarrollo, y después el capital nacional e internacional que quiera invertir en la región. A diferencia de otros proyectos a escala global, partimos de lo local, resaltó.
La expectativa es que el corredor genere 550 mil empleos directos e indirectos para 2050, y que el valor agregado per cápita, estimado en 267 mil pesos anuales, se incremente a 633 mil 780 pesos anuales, esto es, 240 por ciento más.
Adicionalmente se prevé que sea de alto atractivo para las industrias de construcción, servicios financieros, manufacturas, energía, aeroespacial, vehículos ligeros, consumibles electrónicos, productos alimenticios, logística y paquetería, tabaco, bebidas, acero, etcétera.
A más de 110 años después de que se inauguró el tráfico interoceánico en el Porfiriato, una ruta que no prosperó, en septiembre el presidente Andrés Manuel López Obrador presentará el proyecto ejecutivo, con las cifras definitivas, de un plan que tiene alcance global y permitirá a México generar un gran motor de crecimiento.
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