Actualización 15/08
El pasado sábado a las 08.29 hora local (12.29 GMT), un sismo de 7.2 grados golpeó al país caribeño de Haití, dejando más de 1,297 muertos y al menos 5,700 heridos.
Con epicentro a unos 12 kilómetros de la localidad de Saint-Louis du Sud, el impactó se sintió hasta la República Dominicana y Cuba.
El primer ministro de Haití, Ariel Henry, declaró el estado de emergencia asegurando que estaba movilizando todos los recursos de su administración para acudir en ayuda de las víctimas, convocando a la unión del país.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) llegó a emitir una alerta de tsunami que posteriormente canceló, pero asignó al terremoto una alerta roja en su escala de daños humanos, que significa que “es probable que haya un alto número de víctimas y es probable que el desastre afecte a una zona extensa”, indicó en su página web.
Tras el sismo se produjeron cinco réplicas, entre ellas una de magnitud 5.2 a 17 kilómetros de la localidad de Chantal, también con un epicentro de 10 kilómetros de profundidad.
Christella Saint Hilaire, que vive cerca del epicentro, dijo a la AFP que “muchas casas están destruidas” y que “las réplicas siguen produciéndose”.
“Las casas y los muros que las rodean se han derrumbado. El tejado de la catedral se derrumbó”, aseguró por su parte Job Joseph, residente de la ciudad de Jeremie, en el extremo occidental de Haití.
En el centro de esa ciudad, compuesta principalmente por residencias y edificios de una sola planta, se registraron graves daños.
Los daños en la ciudad de Les Cayes parecen ser importantes, incluyendo el derrumbe de un hotel de varios pisos.
Los residentes compartieron imágenes en las redes sociales de las ruinas de edificios de hormigón, incluida una iglesia en la que aparentemente se estaba celebrando una ceremonia el sábado en la ciudad suroccidental de Les Anglais.
Respuesta internacional
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lamentó la tragedia y externó su apoyo al pueblo de Haití, al que enviarán ayuda “inmediata”.
“El presidente autorizó una respuesta inmediata de Estados Unidos (al terremoto en Haití), y nombró a la administradora de Usaid (la agencia estadounidense para el desarrollo), Samantha Power, como la alta funcionaria estadounidense encargada de coordinar este esfuerzo”, señala un breve comunicado enviado por la Casa Blanca.
“Mi solidaridad y la de todo el pueblo español con Haití por el grave terremoto que ha sufrido (…) Contáis con el apoyo de España para salir adelante tras este terrible suceso”, dijo el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, en Twitter.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador lamentó “el sufrimiento de nuestros hermanos de Haití” e informó que ordenó a la Coordinación Nacional de Protección Civil y a las secretarías de Relaciones Exteriores, Marina y Defensa Nacional “preparar ayuda”.
A través de su cuenta de Twitter, el Secretario de Relaciones Exteriores dijo que por instrucciones del Presidente López Obrador, saldrá “ayuda solidaria” de México hacia Haití.
Por su parte, la Cancillería informó que hasta el momento hay connacionales afectados por el terremoto y puso a disposición su teléfono de emergencia en caso de ser necesario: 509-4895-7656
También informó que se envío un avión con insumos médicos, despensas y agua.
Organizaciones internacionales insistieron en la necesidad de instalar de forma “inmediata” albergues para socorrer a “muchas personas” que han perdido sus hogares.
Save the Children y Unicef destacan la especial vulnerabilidad de niños y adolescentes.
“Estamos profundamente entristecidos por la información sobre las víctimas y los daños causados por el terremoto en Haití”, dijo Bruno Maes, el representante de Unicef en la nación caribeña, en un comunicado enviado a los medios.
“Unicef está trabajando con socios gubernamentales y no gubernamentales para suministrar apoyo a las comunidades afectadas. Expresamos nuestra solidaridad con familias y niños en estos momentos de dificultad”.
Leila Bourahla, directora de la oficina en Haití de Save the Children, habló con The New York Times: “Está claro que esta es una emergencia humanitariaa gran escala“.