Alberto Cruz:
Hoy al leer sus comentarios personales, que califican a la secretaria de las Culturas de Oaxaca, Karla Villacaña Quevedo, como “junior, prepotente, lepera, inhumana, agresiva, que se sabe intocable por el sistema priista que estamos padeciendo”, todos ellos derivados de una presunta denuncia ciudadana, que la señala como responsable de los contagios de 2 familiares de unos empleados de esta dependencia, quienes “fueron obligados a seguir laborando”, le comparto mi punto de vista:
Con preocupación leí sus comentarios, porque en Oaxaca, como en el resto del país se ha desplegado desde las instituciones y la sociedad civil, una campaña de sensibilización para contrarrestar y erradicar la violencia hacia las mujeres , y parar el número de feminicidios.
Las mujeres en al ámbito publico y privado merecemos respeto. Las mujeres no somos víctimas ni heroínas, y más cuando desempeñamos una actividad pública, pero tampoco tenemos que permitir que se nos insulte y agreda con cualquier forma de violencia, llámese física, emocional, económica, patrimonial, política y social, ya que cualquiera de ellas o la suma de ellas, son las que detonan la espiral de la violencia hacia las mujeres y ponen en riesgo no solo nuestra integridad física y emocional, sino incluso nuestra vida.
Como mujer. Como madre, como ciudadana y como periodista, considero grave que se utilice la “libertad de expresión y el derecho a la información”, para violentar los derechos humanos y la integridad de las personas. Y más cuando se toma como simple referencia una “NOTA FALSA”. Notas que son cortinas de humo para ocultar intereses ajenos completamente al periodismo profesional o ciudadano. Verificar información es parte del ejercicio periodístico profesional, ético y responsable. Y es parte de la ética personal del periodismo ciudadano.
Quienes por años hemos intentado realizar un trabajo profesional, hemos visto cómo a través de las redes sociales o portales informativos fantasmas , se utilizan las libertades constitucionales y los derechos humanos, como armas políticas o personales para difamar, etiquetar y atacar sin más fundamento que la impunidad o el encono.
Las mujeres tenemos la libertad, el derecho y la capacidad de crecer personal, profesional y políticamente. ¿Acaso estos derechos están sujetos a nuestro origen familiar, étnico , social, político e incluso religioso?.
Durante años las mujeres hemos tenido que enfrentar estas actitudes discriminatorias , ofensivas y violentas, sobre todo cuando rompemos estereotipos o asumimos decisiones y determinaciones.
¿Por qué una mujer adulta tiene que ser “ordenada” por su padre en su desempeño profesional?
¿No es eso querer seguir perpetuando roles y esquemas “machistas”?
Las mujeres tenemos la capacidad de ser adultas e inteligentes, y no somos menores de edad de por vida, para que alguien – llámese padre, esposo, jefe, hijos- nos tenga que dar ordenes toda la vida.
¿Qué tiene que ver el PRI en este tema?
¿Cuál es el sistema priista que estamos padeciendo?
México se rige por un sistema de partidos políticos, por eso somos una república democrática y hoy el PRI no es mayoría en este país.
Gobernar o desempeñar un cargo público no es cuestión de ideologías, partidos o colores, sino de capacidades ,convicciones, ética y responsabilidad.
Los rumores en cualquier ámbito de la vida y de la sociedad solamente generan incertidumbre, violencia y caos. Conociendo a fondo las estructuras sindicales del gobierno del estado, porque he trabajado a nivel federal , estatal y municipal, le puedo decir que no es fácil ni intimidar y menos violentar derechos laborales de los trabajadores.
Hablar de pagar “consecuencias legales de sus actos en los cuales expuso la vida de trabajadores “, es una afirmación grave en materia legal cuando no se tienen elementos sólidos para sustentarla.
Pero es una exigencia social justa y necesaria, cuando se comprueba su veracidad y debería ser aplicable a todos los servidores públicos desde el presidente de la República, secretarios, subsecretarios, gobernadores y presidentes municipales, pasando por este tamiz todos los representantes populares.
Para ello contamos con un marco jurídico y las instancias correspondientes para interponer nuestras denuncias en caso de sentirnos agraviados o afectados en nuestros derechos.
Ese es el reclamo de cientos de familias de mujeres asesinadas por cuestión de género, de odio, de machos. Ese es el reclamo de todas las mujeres que son violentadas en sus hogares, en la calle, en las instituciones, en sus partidos políticos, en sus derechos.
Lo es también el de hijos huérfanos por causa de la violencia y del asesinato de sus madres.
Lo invito pues, con todo respeto y sin conocerlo de manera personal, a reflexionar sobre la violencia hacia las mujeres, a cambiar nuestra forma de calificarnos y de señalarnos partiendo de supuestos. Y hacer de las redes sociales una herramienta de comunicación y no de Violencia hacia las mujeres.
Claudia Martínez / Voces Ciudadanas