LA COYUNTURA
Los periodismos de la pandemia
Francisco J. Sánchez
Uno
Hay historias que no se cuentan solas y necesitan el acompañamiento de la ciencia para evitar distorsiones, como sucedió el cuarto miércoles de hace tres eneros cuando Wuhan, la séptima ciudad más grande de China, se cerró al mundo.
Ese día, más de 11 millones de personas encarcelaron sus pánicos a piedra y lodo, mientras miles de empleados públicos sembraban como cerrojos, centenares de barreras viales en las calles, avenidas y autopistas.
Nadie, pero nadie, podía salir o entrar a causa de un virus, que lo mismo saturaba los hospitales de pacientes que comenzaba a abrir con mayor frecuencia los cementerios.
Dicen los que saben, que a partir de ese momento, y como nunca, la pandemia del Covid-19 caminó de la mano de la ciencia y la ciencia escoltó al periodismo.
Dos
Meses después del aislamiento de Wuhan, el periodismo científico, una vieja y olvidada especialidad en las redacciones, dictaba la línea editorial lo mismo de un periódico, una televisora que de una estación de radio o en las redes sociales. La información política quedó relegada a la sección de obituarios.
De esa manera, la ciencia y el periodismo, ponían toda su capacidad profesional, su método de investigación y lo más creativo de sus producciones al frente y a la mano de a un aterrado, escéptico, impaciente y vulnerable consumidor de medios de comunicación que esperaba impaciente dos cosas: una vacuna y salir a la calle.
Tres
En ese mismo miércoles de hace tres eneros, el epidemiólogo más mediático en la historia del país, Hugo López-Gatell, y subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del gobierno federal, aseguraba que no existía motivo para el pánico.
Argumentaba que hasta ese momento no había evidencia de que el nuevo coronavirus provocará una enfermedad grave, incluso, citaba una mortalidad por el Covid-19 menor al uno por ciento junto a la experiencia en el control de la influenza A/H1NI del 2009.
En suma, el también médico cirujano, aseguraba que capacidad del sector salud para atender a los pacientes enfermos, aunque también en su descargo reconocía que aún había muchos elementos que se desconocían de la cepa.
Las afirmaciones de López-Gatell dieron el campanazo a los periodistas: Ninguna verdad es absoluta, mucho menos cuando la política sustituye a la verdad científica, es decir, cuando el caos es sinónimo de muerte.
Cuatro
La pandemia del Covid-19 generó una de las mayores recesiones en la historia de la economía mundial con efectos devastadores en los gobierno de todo nivel, en las empresas de todo tamaño y en las familias de todas las clases.
Y otra vez, una especialidad que solo brilla en las crisis financieras, como el periodismo económico, comenzó a narrar las historias de los empleados sin empleo, los empresarios sin empresas y explicar de las consecuencias de la pandemia en el campo o en las ciudades.
Palabras como economía de guerra, recesión, actividades esenciales, desempleo, contagio económico, subsidios, fondos de rescates, fuga de capitales o falta de liquidez, se acompañaban de historias sobre el teletrabajo en casa, la educación a distancia o las nuevas aplicaciones para instrumentos tecnológicos.
De repente esa numeralia como el Producto Interno Bruto o los índices bursátiles o las cotizaciones de las monedas, comenzaron a tener rostro en un mundo que asistía a su primera gran crisis del siglo, quizás de las más significativas.
Cinco
En los primeros cien días del 2020, se supo de una mezcla confusa de casos de neumonía en una ciudad china que llevó a una declaración de pandemia por la Organización Mundial de la Salud, sin embargo, el mundo también sufría de otra grave distorsión informativa: la infodemia.
En docenas de países, incluyendo México, circularon millones de veces, mensajes en redes sociales y cadenas de WhatsApp que exageraban, descontextualizada, falseaban o satirizaban la realidad sobre la enfermedad del Coronavirus.
Unos, aseguraban que habría un estado de emergencia, casi similar a un toque de queda, en territorio mexicano por #Covid_19; otros que el limón con miel podía curar la infección o que sostener la respiración por más o menos de 10 segundos era una prueba diagnóstica para saber se estaba infectado.
Pero a diferencias de otros lugares, la confrontación ideológica entre la izquierda y la derecha mexicanas, o mejor dicho entre el Presidente Andrés Manuel López Obrador y “los conservadores”, intoxicaban el medio, el mensaje y a la audiencia.
Y nuevamente, el periodismo impulsó una especialidad que se desarrolló con lentitud antes de la pandemia: el fact Checking o los verificados. Ahora había especialistas en detectar noticias falsas en los medios de comunicación y principalmente, desmentirlas.
Seis
Lo cierto es que esta pandemia del Covid-19 recordó que la incertidumbre es el principal motor de la desinformación como también la madre de la ciencia; que el periodismo pasó de entretener a informar para a facilitar la toma decisiones o que exigió, además de inmediatez, una mayor precisión y rigurosidad en los datos.
Aunque, también confirmó que la naturaleza humana perdió la memoria de largo plazo.
Francisco J. Sánchez es periodista y especialista en temas de Periodismo, Comunicación y Mercadotecnia Política
Artículo publicado en la Revista POLIGRAFO, Política Gráfica Objetiva, puedes descargarla aquí.