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Por Juan Carlos Hernández A.

En este mundo solo tenemos oportunidad de vivir un día a la vez y por una sola ocasión, pues para morir nacimos. El origen del hombre es por ventura divina parte de la creación y con ella la evolución de este, en la inteligencia de progresar en un todo: educación, convivencia, modos, formas de socializar y comunicarse con los otros. 

Así pues, el hombre, como la mujer son partes perfectamente complementarias, para sobrellevar la vida y las vicisitudes que se presentan en el día a día, y siempre en busca de la felicidad aunado a la perfección humana. Ello implica también el trascender, sea con obras, en la familia, por el paso de las instituciones, organizaciones, o hasta el escribir un libro, un pensamiento.

Lo importante de dejar un legado es básicamente en el pensar sobre el bien que se hace a una o varias personas que reciben ese legado, sea tangible o intangible, que les ayuda a mejorar su forma de pensar y de actuar, su forma de sentir, que los lleva a reflexionar y a tomar mejores decisiones, que saben por ese legado, discernir sobre lo bueno y lo malo, eso es lo importante.

Vemos como sí, en grandes obras hechas por grandes personas, son la que han dejado a la humanidad en el transcurso de los siglos, de los años, en que, en toda una vida dedicada por esas personas, lograron el cometido, el objetivo de manifestarse y dejar ese legado a la posteridad.

Incontables son las mujeres y hombres de bien que nos han compartido su legado, y que gracias a ello podemos entender mejor la vida, de ser sabedores de mejores prácticas, de conocer los errores, pero también las virtudes que implica la simple forma de vivir en diferentes ambientes. Todo ayuda. Nos formamos un mejor criterio a sabiendas de los contenidos, historias y de la buena información que consultamos.

Entendemos pues que en nuestro actuar debamos inyectar los valores, la amistad, el conocimiento, la verdad, la libertad de expresión que edifica, compartir el arte de enseñar, el dejar huella, un legado para los demás, solo haciendo el bien es como se trasciende en el transcurso de los años, en este mundo.

Ahora, que, no se necesitan ver continuamente a las personas, para si ver su obra, para sí apreciar su esencia, su contenido, su legado, pues al hacerse público, se entiende el alcance y majestuosidad de la intención de hacer el bien. Esas personas son virtuosas en lo que hacen y se han empeñado en heredar a las generaciones, de cada época mejores formas de convivir y entender como también apreciar las etapas por las que pasamos unos y otros año con año.

Que interesante entonces es saber que tenemos la excelente oportunidad de superarnos en la ciencia, el conocimiento que por lógica nos darán mejor usos de la razón y así, tener cada cual su filosofía de vida y poder ejercer influencia de la buena, en lo que hagamos pensando en los demás. Hacer nuestra parte, que al final de la vida, podamos dejar esa parte buena que todos tenemos: el valor de presentar la verdad, ante sirios o troyanos, de una forma épica en beneficio de los que están hoy día y los que vengan, en nuestras humildes, pero a la vez, grandes hazañas. ¡Hágale pues!

El autor es Master en Gestión Social y Políticas Públicas.